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Ser mujer en ingeniería: avanzar con determinación y rompiendo barreras

To Mariella Gutiérrez Valenzuela

Las mujeres en ingeniería construyen el futuro con determinación y creatividad, rompiendo barreras y transformando el mundo con cada proyecto que impulsan.

Sin embargo, la incorporación de más mujeres en ingeniería sigue siendo un tema. Pese a los avances, todavía en algunas áreas parecemos una rareza y no es casual: durante décadas, las aulas de ingeniería fueron espacios muy masculinizados, y quienes se atrevieron a entrar allí no solo debían estudiar y rendir, sino también soportar la carga de demostrar, una y otra vez, que estaban ahí por mérito.

En Chile hemos pasado de un 10% a un 25% de mujeres en carreras de ingeniería en las dos últimas décadas (Ministerio de Educación), cifra aún insuficiente. El cambio cultural es lento y lleno de matices. Frases como: “las mujeres no son buenas en matemática” o “este trabajo no es para una mujer”, que parecen inofensivas, son reflejo de un sistema que aún nos mira con sospecha en estos espacios. Los estereotipos de género modelan nuestras propias expectativas y en definitiva nos imponen una barrera.

Nuestra historia común es que somos profesionales o estudiantes de ingeniería, pero también hijas, madres o cuidadoras. Nos movemos entre la presión laboral o académica y el mandato cultural de estar siempre disponibles para otros. No es posible hablar de participación femenina en ingeniería sin hablar de corresponsabilidad en las tareas del hogar y de cuidado.

En este contexto, las actividades impulsadas por la Facultad de Ingeniería de la UCSC no son solo protocolares. Cuando una ingeniera titulada cuenta su historia tiende un puente de realidad, mostrando que si se puede y que ese “se puede” no es mágico ni individual, sino comunitario. Construir redes entre ingenieras, ojalá incorporando también a ingenieros, es un acto de encuentro que permite reconocer a quienes vinieron antes, sostener a las que estamos y allanar el camino para quienes vienen.

Cada vez que una mujer elige ser ingeniera y no abandona, está haciendo historia y cuando desde las universidades se construyen espacios de encuentro, estamos asegurando que esa historia no sea solo de perseverancia, sino también de orgullo y pertenencia.

Hoy las mujeres en ingeniería ya no pedimos permiso para estar, estamos porque nuestro trabajo y aporte son fundamentales. Quienes somos ingenieras, ya somos lideresas y nos hemos ganado

nuestro espacio, debemos trabajar para que las futuras generaciones ya no tengan las barreras que cada una de nosotras pudo haber tenido.