Este 2025 se conmemoran 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), uno de los acontecimientos más importantes de la historia contemporánea de la humanidad. El 7 de mayo de 1945, se firmó la rendición incondicional de Alemania en Reims, más tarde, el 2 de septiembre del aquel, los japoneses rubricaron su capitulación final abordo del USS Missouri, en la bahía de Tokio. El fin de la guerra puso término a casi seis años de conflicto global, y la pérdida de más de sesenta millones de personas.
Sin embargo, el fin de la guerra no trajo consigo el fin de los conflictos. Muy pronto, la rivalidad entre las dos superpotencias vencedoras —Estados Unidos y la Unión Soviética— dio inicio a la Guerra Fría, una nueva contienda de alcance global, aunque de naturaleza distinta. Aun así, el recuerdo de lo que significó la Segunda Guerra Mundial dejó una huella profunda en las sociedades europeas, tanto en Occidente como en Oriente, que desde entonces conmemoran cada mayo el llamado “Día de la Victoria”, no solo como celebración del triunfo, sino como advertencia frente al horror que nunca debe repetirse.
Desde América Latina, la guerra no fue solo expectación, sino que el paso del tiempo y de las investigaciones históricas han ido develando las complejas tramas diplomáticas, geopolíticas, de espionaje, de suministro estratégico de materias primas y también de escasez de algunos productos que supuso el conflicto global, entre otros. Más aún, la guerra llegó a vivir mucho más de cerca, cuando los submarinos alemanes atacaron Sudamérica y hundieron el petrolero venezolano Monagas durante la Operación Neuland en 1942, o en acciones de combate directo como las participaciones de las fuerzas mexicanas en el Frente del Pacífico o de las tropas brasileñas en la campaña italiana.
En Chile, las intrigas políticas y diplomáticas también se hicieron sentir en medio de la guerra, por la declarada neutralidad chilena, particularmente durante el mandato del presidente Juan Antonio Ríos (1942-1946). Para el país, la guerra significó una nueva definición en el orden geopolítico mundial, marcado por su acercamiento y apoyo a los Estados Unidos, el suministro confiable de mineral de cobre, vital para la industria bélica de los Aliados. Asimismo, Chile recibió a miles de personas desplazadas por la guerra durante la contienda.
Pero esta conmemoración no es la de un año más. Lejos de eso, el escenario mundial parece cada vez más dividido y más tenso: dentro de una Europa que está en pleno proceso de rearme, una Rusia más agresiva, que mantiene la invasión militar de Ucrania y amenaza con el uso de armas estratégicas (nucleares), mientras que, los Estados Unidos y China se enfrentan en una abierta guerra comercial, con implicancias internacionales. En este contexto, el anunciado desfile en Moscú se ha transformado en una demostración de poder disuasivo de la Rusia de Putin y su red de alianzas.
En la actualidad, existen centenares -o incluso miles- de producciones sobre la Segunda Guerra Mundial, entre libros, series, películas, documentales, y otros formatos, y disponibles plataformas digitales y servicios streaming, accesibles para prácticamente cualquier persona. Todas ellas contribuyen a rememorar la magnitud de la destrucción, sus repercusiones sobre la vida de millones de seres humanos y el profundo impacto sobre el medio ambiente. La historia muestra que el conocimiento de la guerra está alcance de todos, pero la reflexión crítica sobre ese pasado común es hoy más necesaria que nunca.