Ya han transcurrido 12 años desde que Jorge Mario Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires, fue nombrado Papa con el nombre de Francisco. Durante estos años, el Sumo Pontífice ha destacado por su preocupación por la casa común, la ecología integral y el respeto a la dignidad humana, tal como lo explica el Decano de la Facultad de Estudios Teológicos y Filosofía UCSC, Dr. Patricio Merino Beas.
“En línea con las grandes directrices que implicó el Concilio Vaticano II y lo que le pidieron los cardenales cuando fue elegido por impulso del Espíritu Santo en marzo de 2013, su tarea principal fue continuar con la renovación permanente de la vida y misión de la Iglesia católica en fidelidad al Evangelio de Jesús. Acentuando que el centro de la vida, misión y estructuras de la Iglesia, como Pueblo de Dios, siempre es Jesucristo y desde Él, la alegría de evangelizar: El habló de la ‘dulce y conformadora alegría de evangelizar’. Esto implica la constante necesidad de una conversión personal, pastoral y de estructuras en la Iglesia y sus miembros”, introduce el académico.
De acuerdo a las palabras del Decano, durante este periodo el Papa Francisco ha propiciado una Iglesia servidora, “animando un nuevo impulso a lo que llamó una “Iglesia en salida misionera”. Descentrada de sí, volcada al servicio de las necesidades de las periferias existenciales y de los más desfavorecidos con sus distintos rostros (pobres, migrantes, personas solas, enfermos, marginados, víctimas de las guerras y de los abusos cometidos por algunas personas de la Iglesia; entre otros)”.
En su misión, Francisco se ha caracterizado por promover una iglesia acogedora, cercana y hospitalaria e inspirándose en la parábola del Buen samaritano, llamó a una Iglesia samaritana.
“Ha acentuado una Iglesia con rostro misericordioso, inspirado en la máxima permanente de que siempre Dios nos amó primero. Este aspecto, resaltado por su propia vivencia personal plasmada en su lema episcopal y como Pastor Universal de la Iglesia: ‘Miserando atque eligendo’ (mirándolo con amor-misericordia, lo eligió)”, explica.
“Dejando muchas cosas fuera, ha acentuado la necesidad de una Iglesia más sinodal, destacando la dignidad bautismal que conlleva que todo discípulo y discípula de Jesús está llamado a ser corresponsable de la vida y misión de la Iglesia. Este aspecto, más eclesial, también tiene su correlato en la sociedad toda, donde es necesario aprender a caminar juntos en torno a un proyecto común, donde caben las diferencias y diversidades, pero donde la unidad es superior al conflicto, porque ‘nadie se salva solo’. A partir, de todos estos procesos que ha impulsado, ha hecho constantes llamados y animado a mantener siempre la esperanza: ‘no dejarse robar la esperanza’ como le gusta decir”, detalló el Decano.
Francisco y su cercanía con Chile
“En su reciente autobiografía publicada a fines del año pasado, titulada ‘Esperanza’, Francisco en, al menos dos oportunidades, dice que le debe mucho a Chile en su formación y que tiene gran cariño por nuestro Pueblo. Esta es una referencia que hace no forzada y muy sincera. Francisco antes de influir en la Iglesia chilena, fue influido por el Pueblo de Dios que peregrina en Chile”, explica Patricio Merino.
El académico agrega que el Papa ha mostrado su cercanía a Chile, no solo a través de su visita a comienzos del año 2018, “sino que, acompañándonos de manera permanente, afrontando con nosotros la crisis de credibilidad que hemos tenido, en parte importante, por los abusos de poder y conciencia que ha habido por algunos miembros de la Iglesia. También, podemos decir, que fue aprendiendo con nosotros como enfrentar mejor este tema. No solo envió a la comisión compuesta por el arzobispo Charles Scicluna y Jordi Bertomeu, también envió una importante carta al Pueblo de Dios que camina en Chile”.
El Decano de la Facultad de Estudios Teológicos y Filosofía destaca también que en este periodo hubo una importante renovación del episcopado chileno junto a una serie de acciones que han potenciado un clima de mayor unidad y acogida y una Iglesia más “misericordiosa, acogedora, misionera, servidora, transparente y alegre”.
“Ha llevado a cabo procesos de renovación y conversión pastoral en orden a manifestar un caminar más sinodal, con capacidad de escucharnos, dialogar, discernir los desafíos juntos los desafíos de la evangelización y con participación amplia de todos los fieles. Además, muy importante, propiciando poco a poco una mayor participación de la mujer en la vida y misión de la Iglesia. Francisco nos ha animado a una revisión de nuestra vida, nuestras actitudes, acciones y estructuras, de modo que vayan colocando en el centro de todo el Evangelio de Jesús y sus opciones”, enfatiza.
Francisco se convirtió en el pontífice número 266 de la Iglesia Católica y marcó un hito al ser el primer Papa americano. Hoy, a pocos días de cumplir 12 años al frente del Vaticano, enfrenta un estado de salud delicado, pero continúa siendo una figura de fortaleza y unidad para los fieles.