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Día Mundial sin Tabaco: especialistas advierten que fumadores tienen el doble de probabilidad de desarrollar enfermedades al corazón

Por Camila Meza Sparza

El consumo de tabaco en Chile sigue siendo un problema de salud pública. Cifras advierten que el 35% de la población de 15 años o más es fumadora, aumentando el riesgo de adicción y de salud a largo plazo. Por ello, diferentes esfuerzos se han concretado para visibilizar esta realidad y una de ellas fue instaurar cada 31 de mayo como el Día Mundial sin Tabaco, concientizando sobre los riesgos que supone el consumo de tabaco para la salud y fomentar políticas eficaces de reducción de dicho consumo.

En ese sentido, los especialistas advierten diferentes riesgos en la adicción al tabaco, tanto en forma activa como pasiva (también denominada exposición de segunda mano). Entre ellos destaca el cáncer de garganta, esófago, páncreas, riñón, vejiga y de cuello uterino; enfermedades cardiovasculares, infarto agudo al miocardio, afecciones coronarias, accidentes cerebrovasculares; enfermedades respiratorias como aquellas obstructivas cónica, exacerbaciones de pacientes asmáticos e infecciones respiratorias.

Asimismo, se puede presentar envejecimiento prematuro, enfermedades gastrointestinales, ya sean úlceras pépticas, reflujo gastroesofágico, enfermedad inflamatoria intestinal; problemas de fertilidad y del embarazo y enfermedades bucales donde destaca el cáncer oral, periodontitis o pérdida de piezas dentales.

“La dependencia que puede provocar puede ser tanto física, psicológica o comportamental. Por ejemplo, cuando los pacientes que dejan de fumar o disminuyen cantidad de consumo sufren síntomas de abstinencia, también sienten alivio de estrés o ansiedad o se transforma en ciertos ritos que no pueden romper como fumar después de comer o al tomar una taza de café. Entonces, según la Organización Mundial de la Salud, el tabaco mata hasta a la mitad de las personas que lo consumen, alcanzando más de ocho millones de personas. Más de siete millones de estas defunciones se deben al consumo directo de tabaco y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición de no fumadores al humo ajeno”, explicó el médico de la Facultad de Medicina, Nicolás Saá.

A lo anterior se suma que los fumadores tienen el doble de probabilidad de desarrollar enfermedades al corazón que los no fumadores y 15 a 30 veces más riesgo de cáncer de pulmón.

Irritación de las vías respiratorias
Para el kinesiólogo de la UCSC, Aldrin Cole, el principal efecto a largo plazo es el desarrollo de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), cuyo origen está ligado directamente al daño producido por las sustancias nocivas que contiene el cigarrillo y que irritan las vías respiratorias. Por lo que aseguró que la principal consecuencia de esta afección es la disminución progresiva de la tolerancia al esfuerzo o del rendimiento físico, debido a la disminución de la capacidad pulmonar, lo que afecta directamente la calidad de vida de la persona.

“No existe ninguna terapia eficaz si es que no se toma la decisión personal de dejar de fumar. A partir de ese momento, se pueden implementar medidas asociadas principalmente al control de la adicción a la nicotina, como fármacos, parches, chicles, inhaladores o cigarrillos electrónicos. Hay que tener en cuenta que la mayor complicación en esta primera etapa será la aparición del síndrome de abstinencia. Estas medidas deben ser acompañadas de consejería especializada y seguimiento, con el fin de monitorear el cumplimiento del plan de acción y de los compromisos establecidos”, manifestó el profesional especializado en el área respiratoria.

Intervención especializada
La adicción o dependencia a la nicotina es el principal problema para lograr la cesación del hábito tabáquico, por lo que la ayuda del entorno social y familiar en los cambios de los hábitos y del estilo de vida será fundamental para el éxito del proceso y la prevención de las recaídas.

Sin embargo, para quienes quieran dejar este hábito se recomienda buscar apoyo y ayuda profesional con la intervención de personal sanitario especializado en la cesación del hábito tabáquico. Estos pueden indicar psicoterapia para paliar cuadros de abstinencia y ansiedad, además de indicar en algunos casos terapias de reemplazo de nicotina. También la persona que quiere dejar debería adoptar hábitos saludables, por ejemplo, hacer ejercicio en forma regular, mantener una dieta equilibrada, practicar técnicas de relajación y manejo del estrés.

“La cesación del hábito tabáquico es recomendable a cualquier edad, pero un estudio publicado en 2022 en la revista JAMA sobre datos de la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud de los EEUU entre 1997 y 2018, arrojó que la edad ideal para reducir al mínimo el riesgo de fallecer por sus complicaciones es antes de los 35 años. Este estudio, además, menciona que cuanto más tiempo se mantiene la cesación, los beneficios son mayores, reduciendo el riesgo de mortalidad en un 90% cuando se deja de fumar por más de 15 años”, agregó Cole.