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Profesor Emérito de Universidad de Oxford dio inicio a Doctorado en Derecho

Por Carolina Astudillo Molinett

Más de 2 mil años de vigencia transforman al derecho romano en un legado que se extiende por toda la cultura occidental. Y hablar de un cambio radical en él, es una materia que solo un académico como Boudewijn Sinks, Profesor Emérito de la Universidad de Oxford, puede tratar no solo con propiedad, sino con la claridad de un experto.

El destacado abogado neerlandés fue el invitado para dictar la Clase Inaugural del Doctorado en Derecho efectuada en el auditorio de la Facultad, que estuvo copado por estudiantes, académicos y profesionales que se reunieron para escuchar la exposición de Sinks, quien es catedrático en Derecho Romano.

Boudewijn Sinks, de visita por primera vez en Concepción, señaló que la antigua república romana, en el área jurídica, se basaba principalmente en la evidencia física. El cambio en el procedimiento no fue sino hasta que aparece el elemento «mental». Siks detalla que no se trata de haber «humanizado» la estructura legal, sino más bien, la revolución llegó al considerar el comportamiento humano, específicamente la voluntad y la intención.

Para describir el cambio, puso el foco en el concepto de la posesión y como fue considerado por los juristas durante la historia. El experto agregó que el cambio radical en el proceso jurídico, está relacionado al desarrollo de las disciplinas de la filosofía, la psicología y la lógica entre otras. «Hay que entender que la voluntad es la que guía la mano. Asumir esto en la jurisprudencia fue un gran cambio, como lo es hoy considerar aspectos genéticos, con sus respectivas consecuencias».

Nuevo doctorado

Al dar inicio a la actividad, el Decano, Dr. Carlos Céspedes felicitó el comienzo este postgrado con un invitado como el profesor Sicks. Asimismo, el Director del programa, Dr. Cristian Aedo, indicó que el Doctorado corona un esfuerzo complejo, y a la vez, marca el inicio de un nuevo desafío, que es acreditar el programa, graduar nuevos doctorados y consolidar al cuerpo académico para contribuir al desarrollo de la región y del país.

«El cuidado del mundo y del otro solo se puede hacer pensando, con los otros» dijo Aedo. «Pensar no tiene valor utilitario, pero contribuye al país en un nivel de reflexión que la región necesita, desde la mirada de la catolicidad».