A través de las observaciones del trabajo en terreno, se pretende modelar profesionalmente las labores psicopedagógicas, a fin de aplicar una corrección inmediata a lo que se está haciendo.
Dando respuesta a las exigencias del plan de mejoramiento de la carrera y a las enseñanzas dejadas por el proceso de acreditación, tres académicas de Pedagogía en Educación Diferencial desarrollan un proyecto del Fondo de Apoyo a la Docencia (FAD) para implementar una enseñaza más activa en las prácticas docentes.
“El objetivo es generar condiciones que respondan a los desafíos cognitivos y a los desafíos que la Universidad nos ha propuesto con esta nueva invitación a renovar las mallas curriculares”, señaló una de las impulsoras de la iniciativa, Pamela Gamboa, quien trabaja conjuntamente con Sandra González, Jefa de Carrera de la Unidad Académica, y su colega, Maite Orondo.
Lo que se busca es modelar profesionalmente las labores psicopedagógicas, gracias al uso de una “sala espejo” –ubicada en la Facultad de Educación-, donde podrán observar y escuchar el trabajo que se realiza, sin estar presente en la habitación. “De esta forma podremos experimentar la corrección inmediata de la labor que se hace, cosa que no nos permiten hoy las prácticas”, indicó Pamela Gamboa.
Actualmente los estudiantes cuentan con prácticas progresivas en diferentes establecimientos, y la aplicación en terreno de instrumentos o intervenciones psicopedagógicas es muy escasa. “Nos dimos cuenta que es necesario que los jóvenes conozcan el medio, pero sin perder el ideal de lo que se debe hacer”, agregó la académica.
Para implementar el proyecto, hace algunas semanas se firmó un convenio de cooperación con el colegio Santa Sabina, cuyos estudiantes y apoderados recibirán la atención profesional entregada por nuestra Casa de Estudios, y que comienza a ejecutarse desde la próxima semana.