Antes de las Universidades Medievales existieron las Escuelas Monacales (Monasterios), Escuelas Catedralicias (Obispados) y las Escuelas Palatinas (Cortes).
La escolástica fue un movimiento filosófico y teológico que constituyó la base de la educación medieval. Tomó las raíces culturales greco-latinas y las aplicó al desarrollo del pensamiento Cristiano Católico (más la tradición Judía y otras influencias como la árabe). Se preocupó de crear sistemas de ideas que compatibilizaran una idea del mundo con la idea de Dios. Tendió a fundar la sociedad sobre la idea de autoridad y el abandono de las ciencias y la experiencia empírica. Primero fue la Alta Escolástica (durante los siglos XI y XV): San Anselmo de Cantérbury (1033-1109) fue considerado el primer escolástico, sus obras Monologion y Proslogion tendrán una gran repercusión posterior, centrada sobre todo en su tan debatido argumento ontológico para probar la existencia de Dios.
Las Escuelas Catedralicias ((Bolonia, París, Salerno, San Millán, Córdoba, etc.), se desarrollaron a partir del siglo XII. Incorporan influencias del platonismo y el estoicismo. Se centraron fundamentalmente en el estudio de la naturaleza y en el desarrollo de un humanismo cristiano. Surgieron como Escuelas Catedralicias o Episcopales, siendo instituciones de origen medieval que se desarrollaron alrededor de las bibliotecas de las catedrales europeas con la función específica de la formación del clero. Estudiaban disciplinas eclesiásticas propiamente dichas: Teología, Apologética, Sagradas Escrituras y Derecho. El Esquema Didáctico utilizado fue ideado por Severino Boecio, siendo su obra principal la Philosophiae Consolatio, la cual tuvo una gran importancia para la Teología del Cristianismo Medieval. Su idea era providencialista: la verdadera felicidad consiste en el desprecio de los bienes de este mundo y en la posesión de un bien imperecedero, que coincide con la Providencia Universal que gobierna todas las cosas.
En la universitas medieval, sucesora de las antiguas escuelas catedralicias, el estudio se basaba en la clásica división del Trivium (gramática, dialéctica y retórica) y el Cuadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música). El término universitas aludía a cualquier comunidad organizada con cualquier fin. Pero es a partir del siglo XII cuando los profesores empiezan a agruparse en defensa de la disciplina escolar, preocupados por la calidad de la enseñanza; del mismo modo, los alumnos comienzan a crear comunidades para protegerse del profesorado. Al ir evolucionando acaban naciendo las Universidades. Además de los estudios de filosofía, que a veces incluían Derecho y Teología. Conforme pasó el tiempo hubo más asignaturas y las universidades eran renombradas por una o varias de las ciencias impartidas: Derecho, Filosofía, Teología, Medicina. La universidad medieval fue también el lugar de investigación y producción del saber, foco de debates y polémicas.
La universidad medieval fue una institución con un marcado carácter eclesiástico y caracterizada por dos aspectos fundamentales: (en primer lugar) Su concepción, de la institución universitaria, como una comunidad escolástica de maestros y alumnos Universitas Magistrorum et Scholarium, lo que suponía una vida estrechamente emparentada con la vida monacal. En este sentido, debemos señalar que tanto los centros de estudio que reunían a estudiantes procedentes de muy diferentes lugares – studium generale – como aquellos que sólo admitían a los de una determinada región – studium particulare – estuvieron vinculados desde sus orígenes a las órdenes religiosas. En segundo lugar, la Universidad Medieval, se caracterizó porque su saber era absoluto, basado en la revelación. En ella las verdades de la fe aparecían dotadas de tal solidez que eran consideradas el fundamento último de todo lo existente. Se trataba de un saber que no admitía ningún tipo de duda, un saber considerado definitivo, lo que permitía su sistematización en un orden completo.
Al parecer está probado que la primera universidad en nacer fue la Universidad de Bolonia, a comienzos del siglo XIII, que fue la primera en tener estudios reconocidos universalmente y estatutos propios; como anécdota es de destacar que el Rector era elegido de entre los estudiantes, al igual que en la Universidad de Alcalá de Henares.
Dr. Marcelo Careaga Butter
Director de Perfeccionamiento y Postgrado
Universidad Católica de la Santísima Concpeción