Un tema muy presente en los medios de comunicación durante estas últimas semanas ha sido la disminución de la jornada laboral y su relación con la calidad de vida de las personas, haciendo alusión a países de la OCDE que tienen desempeños destacados y una jornada de trabajo reducida como Holanda, Dinamarca, Alemania, Suiza y Suecia, entre otros, y que afirman “mejoran la calidad de la vida personal y familiar, disminuyendo riesgos para la salud y fomentando el bienestar y el desempeño laboral”.
El equilibrio entre la vida familiar y el trabajo es una meta para muchos y claramente quienes trabajamos en este ámbito, somos favorecidos con las medidas de conciliación vida y trabajo que contamos y que marcan la diferencia a la hora de establecer nuestro propio balance.
La evidencia señala que contar con un mayor control de los horarios y no extender excesivamente las horas de trabajo, pueden ser medidas que actúen como un factor protector de nuestra salud mental y física, pero no determinan por sí mismos una mejor la calidad de vida, sino que debe adicionarse a actitudes más positivas, manejo del tiempo y el estrés, hábitos saludables y ocio pasivo, entre otros.
Otro elemento interesante, dice relación con horarios de trabajo que inicien muy temprano o muy tarde, pues provocan disrupciones en los ciclos circadianos o de sueño, así como en los hábitos saludables.
Ahora bien, investigaciones señalan que la productividad no está mediada por la cantidad de horas que trabajamos, sino por la gestión del tiempo que realicemos, la forma en que trabajamos, la tecnología disponible, así como por la motivación del trabajador. Por otra parte, largas jornadas de trabajo, puede provocar desgaste físico, menor recuperación de la fatiga, un mayor riesgo de accidentes y eventualmente problemas de salud crónicos. Así también, largas jornadas de trabajo, más una dieta y ejercicio precario, puede incrementar la fatiga y conductas de riesgo, todo lo cual tiene un impacto negativo en el desempeño laboral, la seguridad y el logro de los objetivos organizacionales.
Sólo como dato, el Observatorio de Recursos Humanos Chile (ORH) señala que el 71% de los trabajadores sufre de estrés, el 57% lo detecta en sus compañeros y el 89% de las personas percibe que el estrés de sus compañeros repercute en el lugar de trabajo, generando una atmósfera negativa (25%).
Frente a este panorama claramente hay desafíos para todos, pues hay que potenciar “un cambio de mirada hacia una visión positiva de la persona y el trabajo”. Debemos proteger el sentido del mismo, satisfacer necesidades psicológicas de logro y propósito, facilitando la participación e involucramiento. En palabras de Maslow, es necesario apuntar a la autorrealización.
Finalmente, considero que debemos centrarnos en lo importante, estableciendo prioridades y gestionando los cambios, todo lo cual contribuya al bienestar no tan solo individual, sino también al de los equipos y de la comunidad en general.