“La Vida es Juego”: estudiantes impulsan la recuperación de la memoria lúdica en Palomares - UCSC
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“La Vida es Juego”: estudiantes impulsan la recuperación de la memoria lúdica en Palomares

Por Camila Meza Sparza

Personas mayores y niños se reunieron en una jornada que tuvo como objetivo revalidar los juegos y experiencias comunitarias que forman parte de la identidad del territorio.

En el Jardín Infantil Sagrada Familia de la UCSC se desarrolló la actividad “La Vida es Juego”, una iniciativa que busca rescatar la memoria histórica de los adultos mayores del sector Palomares de Concepción, recuperando los juegos tradicionales de su infancia y transmitiéndolos a las nuevas generaciones. La propuesta surgió desde la Carrera de Trabajo Social, en particular desde la asignatura Intervención Social II, guiada por docentes y estudiantes en formación. Según explicó Tania Rivas, trabajadora social y profesora adjunta, el objetivo central es “revalidar los juegos y experiencias comunitarias que forman parte de la identidad del territorio”.

La actividad es fruto de una alianza que comenzó el semestre pasado entre el jardín infantil y la Escuela de Trabajo Social, motivada por la necesidad de revitalizar los espacios comunitarios de Palomares. Como parte del proceso, los estudiantes realizaron entrevistas a integrantes del grupo de adultos mayores del Centro Comunitario “Alegría de Palomares” y a representantes de juntas de vecinos, levantando un diagnóstico sobre los juegos tradicionales del sector. Entre los recuerdos surgieron dinámicas tan variadas como la casineta, los tarros, las rondas, los países y el juego azúcarcandia, entre otros.

Del análisis de esta información se elaboró un informe que permitió seleccionar los juegos que serían parte de la experiencia intergeneracional de esta semana, priorizando aquellos que fomentan el vínculo positivo entre niños y personas mayores. Así nació la idea de dar forma a una actividad masiva en el marco de la semana de la Educación Inicial, incorporando a familias, educadoras y estudiantes universitarios en un espacio de juego colectivo. “Queríamos que esta información tan valiosa fuera validada y transmitida a las nuevas generaciones”, afirmó Rivas.

Sentido de pertenencia

Desde el jardín infantil, Macarena Sandoval, educadora de nivel medio, destacó la importancia de establecer vínculos con el territorio. Para ella, las alianzas estratégicas como esta permiten visibilizar la historia de un sector emblemático como Palomares y fortalecer el sentido de pertenencia de niños, niñas y familias. Además, valoró que, para los estudiantes de Trabajo Social, en su mayoría de segundo año, esta sea una oportunidad para enfrentarse por primera vez a una realidad social concreta, combinando teoría y práctica mediante la planificación, gestión de recursos y organización de comisiones.

La educadora subraya que los estudiantes demostraron alta motivación y autonomía al diseñar sus propios stands, lo que permitió que la jornada se desarrollara con una fuerte impronta colectiva. “Ha sido una experiencia significativa de trabajo colaborativo, más allá de lo individual”, señaló, destacando la creatividad y compromiso de los futuros profesionales.

Respecto al impacto de la actividad, Sandoval enfatizó que para la comunidad del jardín es “sumamente significativo” generar espacios donde los niños y niñas puedan aprender jugando y conectarse con las raíces culturales del sector. La mayoría de los párvulos pertenecen a Palomares, por lo que reencontrarse con juegos tradicionales representa también un acto de identidad y pertenencia. “Todos fuimos niños y todos jugamos. Recuperar eso es muy valioso”, agregó.

Finalmente, ambas instituciones valoraron profundamente la alianza formativa entre el jardín infantil y la Carrera de Trabajo Social. Para Sandoval, esta colaboración demuestra que la educación parvularia trasciende la Facultad de Educación y se nutre del aporte de otras disciplinas. “El trabajo social no solo se vincula con la comunidad, sino también con el respeto hacia los niños”, puntualizó, destacando que la Universidad abre espacios reales para que los estudiantes en formación puedan aportar desde su quehacer.

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