La idea general que se tiene de educación -desde fuera de la Pedagogía- es que acontece sólo en las escuelas, en una sala de clases y de responsabilidad del profesor. Sin embargo, la educación concierne a muchos agentes. Veamos tres: en primer lugar, los padres son los primeros y naturales formadores de sus hijos, asumiendo la responsabilidad de educarles de manera indelegable. Los educadores profesionales son colaboradores del proceso, desde la escuela.
También es agente el Estado y sus instituciones, e incluye toda autoridad política, judicial y policial, que además de las funciones propias que le corresponde como ejecutivo, legislativo y judicial, debe contribuir a educar a la población. Los profesores colaboran con el Estado concretando el currículum prescrito. Lo que enseñan en el aula es lo que el Estado ha concebido (necesario) para formar a los ciudadanos.
También son agentes educativos los medios de comunicación, además de informar y entretener. En este caso, se espera que éstos colaboren a la escuela, reforzando valores y actitudes, como igualmente apoyando el desarrollo de habilidades y destrezas en niños y jóvenes. El contenido de los programas de televisión abierta en horarios prime está centrado en competir por rating a toda costa y sin reparar siquiera en el efecto que generan en niños y jóvenes. Modelos de vida distintos a los valores que propende el currículum nacional.
El gasto desproporcionado en programas de televisión, donde se exhibe la vida íntima de personas que representan valores contrarios al Saber Ser y Saber Convivir educativos, enfatizados en las escuelas, dificultan sin lugar a dudas el trabajo escolar. Conductas y comportamientos más bien próximos a lo superficial, efímero y vulgar no hacen sino desvirtuar el gran esfuerzo que directivos, docentes y codocentes despliegan para mejorar la calidad de la educación.
Lo perplejo es que este último agente educativo, cuando representa la calidad de la educación, lo ejemplifica con preguntas de información que se hace a peatones desprevenidos, como si estar informado fuera lo mismo que ser educado. La educación es algo más que información y conocimiento.
En un país con tanta desigualdad y pobreza bien vale la pena preguntarse si todos los agentes educativos están cumpliendo, al mismo nivel, su responsabilidad educativa y si fomentan la vida sana y una cultura humanista. Sin ser moralista, gastar más de 400 millones de pesos en mostrar la vida de tres personas es una obscenidad para niños y jóvenes, y una maldad para nuestros pobres. Urge revisar el rol educativo de todos los agentes para apuntar a una misma finalidad como sociedad.
Aladino Araneda Valdés
Académico Facultad de Educación
Universidad Católica de la Santísima Concepción