¿Apagones por culpa de las energías renovables? la verdad detrás del debate - UCSC
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¿Apagones por culpa de las energías renovables? la verdad detrás del debate

Por Ricardo Lizana Fuentes, académico de la Facultad de Ingeniería UCSC

En los últimos meses, dos eventos han puesto en debate la estabilidad y resiliencia de los sistemas eléctricos: el apagón ocurrido en Chile el 17 de febrero y el de abril que afectó a España, Portugal y parte de Francia. Aunque las causas no son idénticas, ambos casos han generado una discusión pública que, a veces, pierde el foco técnico e incorpora opiniones con evidentes conflictos de interés.

Para comprender lo que está en juego, es necesario entender algunos principios. La estabilidad de un sistema eléctrico depende del equilibrio entre la generación y la demanda de energía. Este balance se refleja en la frecuencia del sistema: si la generación supera la demanda, la frecuencia sube; si ocurre lo contrario, disminuye. En Chile, esta frecuencia se mantiene en torno a los 50Hz.

Un concepto esencial es la inercia eléctrica, que representa la capacidad del sistema para absorber perturbaciones sin comprometer su frecuencia. Esta inercia proviene principalmente de generadores rotatorios, como los de centrales termoeléctricas o hidroeléctricas, que aportan estabilidad gracias a su masa en movimiento.

A diferencia de estos sistemas convencionales, las fuentes renovables como la solar fotovoltaica y la eólica están conectadas a la red mediante equipos de electrónica de potencia. Esta configuración no aporta inercia, lo que implica que, si se reemplazan masivamente las fuentes convencionales por renovables sin soluciones adicionales, se reduce la capacidad del sistema para absorber perturbaciones.

Además, la generación solar y eólica es naturalmente variable. Su mayor participación en la red puede aumentar las fluctuaciones y, a la vez, disminuir la inercia si conlleva la salida de plantas térmicas. Esto genera condiciones que pueden contribuir a apagones, dando pie a voces que argumentan que las energías renovables son una amenaza y que las fuentes convencionales son la única garantía de estabilidad.

Sin embargo, esta es una visión reduccionista. Si bien la integración de renovables plantea desafíos, hay soluciones que permiten mantener la estabilidad del sistema. Una ellas son los sistemas de almacenamiento de energía: almacenan el excedente y lo devuelven cuando la generación es insuficiente, ayudando a equilibrar la red.

Al integrar almacenamiento a los sistemas fotovoltaicos y eólicos, es posible simular el comportamiento de los generadores rotatorios convencionales. Esto se conoce como inercia sintética. Además, tecnologías como los volantes de inercia o los generadores sincrónicos permiten dotar a la red de estabilidad sin depender de combustibles fósiles.

Limitar el ingreso de energías renovables por temor a la inestabilidad es, por tanto, equivocado. La respuesta no está en volver a sistemas contaminantes, sino en acelerar la adopción de tecnologías de respaldo, como el almacenamiento. La transición hacia una matriz energética limpia está en marcha, y debemos avanzar con decisión y responsabilidad técnica.

Nuestro compromiso no debe ser con la comodidad de lo conocido, sino con el legado que dejaremos. Apostar por energías limpias y resilientes es también una forma de cuidar la Casa Común y garantizar un futuro sostenible para las próximas generaciones.