Cien años de historia profesional: de visitadoras sociales a trabajadoras sociales - UCSC
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Cien años de historia profesional: de visitadoras sociales a trabajadoras sociales

Por Guillermo Villagrán Caamaño, Jefe de Carrera Trabajo Social

En el mes de mayo se han iniciado los actos conmemorativos de los 100 años del Trabajo Social en Chile, América Latina y el Caribe. Resulta significativo que la trayectoria de esta profesión y disciplina se iniciara en nuestro país, cuando la Escuela de Servicio Social de Santiago, dependiente de la Junta Nacional de Beneficencia, abrió sus puertas el 4 de mayo de 1925. Allí, 51 jóvenes mujeres comenzaron sus estudios para formarse como Visitadoras Sociales, un título que respondía a las necesidades sanitarias y sociales de las primeras décadas del siglo XX.

Desde ese primer curso, la profesión ha transitado por distintas denominaciones que van reflejando los cambios del país y sus políticas sociales. En 1941, el título de Visitadora Social fue reemplazado por el de Asistente Social, marcando gran parte del siglo XX y asociándose a una función técnica e intermediadora. Actualmente, el Trabajo Social es legalmente una carrera de exclusividad universitaria, que otorga el grado y título profesional de Trabajadora o Trabajador Social, designación que expresa una formación científica que asume la complejidad de los problemas sociales contemporáneos con sólidos fundamentos éticos, teóricos y metodológicos.

Sin duda, cuando esas 51 jóvenes cruzaron por primera vez las puertas de la Escuela de Servicio Social, difícilmente podrían haber imaginado que estaban inaugurando una profesión que cumple un siglo de historia en Chile y América Latina.

Lo que, sí es posible imaginar, es que comprendían que estaban ingresando a un espacio inédito, puesto que ya no se trataba de hacer caridad como mujeres desde el mundo privado, sino de asumir una formación profesional para intervenir en los problemas urgentes de su tiempo, tales como: mortalidad infantil, desnutrición, insalubridad de los barrios obreros. Esto desde un nuevo lugar, la comprensión científica, el conocimiento técnico, la institucionalidad del Estado y la vocación profesional. Fueron estas 51 estudiantes quienes rompieron con la hegemonía de la ayuda filantrópica y encarnaron una acción profesional que comenzaba a construirse como Política Social.

A cien años de ese acto fundacional, volver la mirada hacia aquellas pioneras del Trabajo Social es un ejercicio de memoria ética y política. Por cuanto no solo representan una respuesta profesional a las situaciones de pobreza y vulnerabilidad, son también constructoras de una acción social que tiene a la dignidad humana como principio irrenunciable y a la justicia social como horizonte de sentido. Su historia y legado debe iluminar a las actuales generaciones para que su quehacer profesional sea siempre una herramienta de transformación al servicio de los más necesitados.