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Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo

Por Gloria Inostroza Reyes, académica Kinesiología UCSC
Imagen de portada

 

Desde los inicios de las civilizaciones humanas, el trabajo se ha transformado en la principal forma de obtener lo que necesitamos para vivir. En su concepción más pura tiene una función social en la que se produce la interrelación de individuos con otros para transformar materias primas y conocimiento en la creación de bienes y servicios. El trabajo tiene una importancia clave en el desarrollo social y humano, es una expresión de logro personal que, de manera mancomunada, dentro de una organización, puede llevar al menor o mayor éxito de ésta. De aquí se desprende que, si bien las empresas deben preocuparse de sus procesos, también deben hacerlo en gran medida de sus recursos humanos.

De esta manera, nace la Seguridad y Salud en el Trabajo, una disciplina cuya función es prevenir las lesiones y enfermedades causadas por las condiciones de trabajo y, proteger la salud de los trabajadores. Todas las acciones impulsadas por los países tendientes a proteger la salud de sus trabajadores, están en coordinación con lo que dictamina la OIT (Organización Internacional del Trabajo), organismo especializado de la ONU que se ocupa de los asuntos relativos al trabajo y las relaciones laborales y que fue fundada en 1919.

En el año 2003, la OIT proclama el 28 de abril como el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. La celebración consiste en una campaña anual en todo el mundo para promover el trabajo seguro, saludable y digno. Es una campaña de sensibilización que hace énfasis en dar a conocer las nuevas tendencias en el área de la seguridad y la salud en el trabajo y sobre la magnitud de las lesiones, enfermedades y muertes relacionadas con el trabajo cada año a nivel mundial.

Otra arista en las actividades de este día es que se rinde homenaje a las víctimas de los accidentes de trabajo y las enfermedades laborales. Desde el año 1996, el movimiento sindical en todo el mundo celebra cada 28 de abril el Día Internacional en Memoria de los Trabajadores Fallecidos y Heridos. De esta manera, en el año 2003, la OIT se involucra en la campaña del 28 de abril, a petición del movimiento sindical, siendo este un día en que, además, se honra a los trabajadores fallecidos y heridos y se valora que estas muertes puedan prevenirse y reducirse.

El 28 de abril del 2020, la campaña de la OIT se centró, como era lógico, en la pandemia del Covid-19 enfocándose de manera prioritaria en controlar los brotes de Covid-19 en el trabajo, con la finalidad de concientizar a los países sobre la importancia de adoptar prácticas seguras en los lugares de trabajo, pero no sólo eso; si no que además, en el mediano y largo plazo se adopten todas las medidas necesarias que garanticen a las personas desempeñar su labor en un ambiente sano y seguro.

Para este año el 28 de abril no será muy distinto en su preocupación por la pandemia, sin embargo, tiene una mirada más resiliente, pensando en la recuperación y la preparación para el futuro, sensibilizando a la opinión pública para fortalecer aún más los sistemas de seguridad y salud en el trabajo, pero también integrarlos con medidas que contribuyan a mitigar y prevenir la propagación del virus del Covid-19 a consecuencia del trabajo.

En este sentido, a poco más de 1 año del inicio de la pandemia, si bien muchas empresas han adoptado medidas para controlar los contagios de sus trabajadores, ya sea en sus espacios propios o con el teletrabajo, estas medidas están mermando su salud en otros aspectos, tanto físicos como psicológicos, producto de condiciones improvisadas.

Es imperativo entonces, mantener campañas de concientización que ayuden a fortalecer y actualizar permanentemente las estrategias de seguridad y salud en el trabajo, aprovechando las enseñanzas extraídas de las experiencias que vivimos en un mundo en permanente cambio.

El capital humano es quien realmente mueve a las instituciones, es un recurso fundamental que se debe cuidar y fomentar.