Dignitas Infinita y Eutanasia – UCSC
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Dignitas Infinita y Eutanasia

Por Nicolás Saá Muñoz, académico Facultad de Medicina UCSC

La dignidad es infinita. Este año 2024 fue publicada la declaración “Dignitas Infinita” del Dicasterio para la Doctrina de la Fe el cual aborda este concepto en el contexto de la dignidad humana, resaltando la importancia de respetar la vida en todas sus etapas (desde la concepción hasta la muerte natural).

Pero, ¿qué es la dignidad?. Etimológicamente esta palabra proviene del latín dignitas, y esta de dignus (digno, merecedor) que también se traduce como valioso. Los verbos latinos docere (enseñar) y discere (aprender) al igual que dignitas provienen de la misma raíz indoeuropea dek que quiere decir “acción de tomar”.

Por lo tanto , más que contemplar la palabra , debemos ACTUAR – la, concretarla, experimentarla. Esta dignidad va más allá de toda circunstancia y de toda apariencia externa o característica de la vida concreta de las personas. La declaración aborda esta problemática desde muchas perspectivas (aborto, suicidio asistido, pobreza, guerra, trabajo migrante, maternidad subrogada, etc.) pero me gustaría profundizar en una de éstas: la eutanasia.

Si definimos la eutanasia como nos indica la declaración de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe “Iura et Bona” de 1980 se entiende como “una acción o una omisión que por su naturaleza, o en la intención, causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor (o sufrimiento)”. Por lo tanto, lo que trata de eliminar es el dolor o sufrimiento y con tal de lograr tal fin provoca la muerte de la persona. Sin sufrimiento (o dolor)  no habría eutanasia. El sufrimiento es más amplio que el dolor.

El dolor puede ser una sensación física, pero el sufrimiento tiene una dimensión más amplia que incluye el estado emocional, social y existencial del paciente. El sufrimiento se percibe como una disociación entre el cuerpo, el entorno y la identidad de la persona (la cual se fragmenta). Hay una escisión del individuo, una pérdida de su yo. Este puede provenir de muchas fuentes: dolor físico, miedo a la muerte, sensación de aislamiento social, pérdida de autonomía, angustia emocional, etc. Es deber y necesidad del agente de la salud pesquisar el sufrimiento de sus pacientes y tratarlo.

Y no es vano también preguntar a la sociedad en que vivimos si se hará cargo del sufrimiento de sus ciudadanos (a través de los cuidados paliativos) u optará por silenciarlos rápidamente a través de una maquinaria de muerte y sin-sentido (eutanasia). Heráclito de Éfeso “El oscuro”, filósofo griego de finales del siglo VI y principios del siglo V antes de Cristo tenía una expresión que puede valorizar los tiempos “interesantes” que vivimos: “Ethos anthropos daimon” o el “carácter del ser humano es su destino”.

Podemos cambiar carácter, “ethos” , por ética y resultaría “La ética del ser humano es su destino”. Por lo tanto educar y defender en la verdadera dignidad humana no es superfluo, si no vital, ya que juzga la calidad de sociedad que habitamos ( y queremos habitar).