El 7 de abril de cada año se celebra el Día Mundial de la Salud, para conmemorar la entrada en vigor de la Organización Mundial de la Salud, la que fue proclamada por las Naciones Unidas en 1946.
Este hito marca el comienzo de un esfuerzo concertado para abordar problemas de salud a nivel global. El objetivo es fomentar el interés público, centrando la atención en problemas de salud que requieran atención especial.
Año a año, en esta fecha se inicia una campaña global anual para sensibilizar sobre un área prioritaria de preocupación de salud pública en el mundo. Por ejemplo, la 65.ª celebración anual destacó la campaña «Small Bite: Big Threat» (Pequeñas picaduras: grandes amenazas) contra las enfermedades transmitidas por vectores en 2014, Inocuidad de los alimentos en 2015, Resistencia a los antimicrobianos en 2011, Vence a la Diabetes en 2016, Urbanización y salud en 2010, entre otras. Este año 2025 la atención se centra en la salud de las madres y recién nacidos, con el lema “Comienzos saludables, futuros esperanzadores”.
Sin duda, existen importantes temas que deben ser abordados para contribuir o mitigar peligros para una maternidad saludable. Entre ellos, el efecto del cambio climático sobre la salud es primordial.
Existe mucha evidencia sobre los efectos deletéreos que tiene el cambio climático en la salud de la población, como las muertes relacionadas con los golpes de calor, que han aumentado globalmente un 160 % en el período 2017-2021 en comparación con el período 2000-2004. En Chile el aumento es de 225 %, en Ecuador 1477 %. También se ha producido pérdida de cultivos por falta de agua en los períodos de sequía, lo que provoca además muerte de pájaros e insectos polinizadores. Los cientos de miles de hectáreas quemadas en Chile, Hawái, California, Canadá, Ecuador, Portugal, Bolivia y el Amazonas, por incendios en 2023 y 2024, han impactado fuertemente la biodiversidad de ecosistemas importantes y la captación de carbono de los bosques. A ello se suman tormentas, huracanes, inundaciones, aluviones, ruptura de caminos, derrumbe de viviendas por oleaje y aumento en los cauces de los ríos, así como el calentamiento y acidificación de los océanos, que condicionan pérdida de fauna y flora marina, debilitando su papel de buffer.
De modo indirecto, también podemos mencionar la exacerbación de enfermedades de las vías respiratorias y cardiovasculares; enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue; inseguridad alimentaria por deficiencia en las cosechas; quemaduras solares; cáncer de piel; enfermedades infecciosas derivadas de las inundaciones; migración climática por desplazamiento de poblaciones; e impacto en la salud mental.
Todos estos factores son derivados del cambio climático y el calentamiento global que, a enero de 2025, superó los 1,5ºC promedio de aumento global de la temperatura, cinco años antes de lo previsto, lo que nos obliga a tomar medidas tendientes a disminuir sus condicionantes.
Existen iniciativas conducentes a la concientización de esta problemática en el ámbito académico y de enseñanza en salud, como es el enfoque One Health, o «Una sola salud», que busca mejorar la salud de las personas, los animales y el medio ambiente. Este concepto reconoce la interconexión entre estos ámbitos. Sin duda, este fenómeno del cambio climático debe ser mitigado si queremos tener éxito en asegurar “Comienzos saludables y futuros esperanzadores”.