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El efecto de la inflación negativa en la velocidad de recuperación del empleo

Por Renato Segura
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Durante el 2009 el índice de precios al consumidor (IPC) se redujo en 1,4%  mientras que la inflación subyacente, que excluye los combustibles y las frutas y verduras frescas, cayó en 1,8%.  La reacción de la autoridad económica y de los analistas económicos consultados, destacaron los aspectos positivos en el comportamiento de los precios. Aumento del poder adquisitivo, disminución del gasto asociado a las deudas en UF y estabilidad en la política monetaria del Banco Central, fueron las principales razones de los expertos para explicar los aspectos positivos de la inflación negativa durante el 2009.

Sin embargo, la mayoría se anticipó en asegurar que durante el 2010 la evolución de los precios volvería al rango meta del Banco Central situándose entre el 2 al 4%, definido por el instituto emisor como una variación “normal” del IPC. ¿Por qué se visualiza como “bueno” mantener una inflación positiva como rango meta?

Una rápida revisión de la literatura nos indica que el riesgo de caer en deflación – baja generalizada de precios con efectos negativos en la oferta agregada – la debilidad de la demanda interna y el efecto negativo en la recuperación del empleo, son las principales causas de preocupación frente a una variación negativa del IPC. Las favorables expectativas en el desempeño de la economía chilena durante el 2010, reforzada con la última señal de variación positiva del IMACEC de noviembre, alejan los riesgos de deflación y de debilidad de la demanda interna. Por lo tanto, la débil recuperación del empleo pasa a constituirse en el principal problema que subyace sobre el actual escenario de inflación negativa.

En efecto, la teoría macroeconómica nos enseña que la senda de crecimiento económico y el empleo están determinados por el comportamiento de las variables reales. En este sentido, en ausencia de cambios estructurales, la variación del salario nominal es contrarrestada por la variación de los precios, de tal forma que no se generan efectos significativos en el nivel de empleo de equilibrio. Este proceso de ajuste permite que, frente a shocks económicos, la pérdida de empleo se transforme en un fenómeno transitorio que se disipa a través del mecanismo de ajuste del salario real.

Por lo tanto, el incremento de 5,4% en doce meses del índice nominal de remuneraciones por hora de noviembre de 2009 y el aumento de 7.9% del índice real en igual período de tiempo, no es un escenario que favorezca una rápida recuperación del empleo perdido, principal secuela que nos deja la crisis financiera mundial.

Renato SeguraRenato A. Segura
Economista Facea UCSC