El libro como un fenómeno cultural

El 23 de abril de cada año se celebra el Día Mundial del Libro, pero eso no es todo, ya que además de conmemorar a este valioso objeto que ha traspasado centenares de siglos, se festeja el Derecho de Autor y la Propiedad Intelectual.

La fiesta se remonta a 1926 y la proclamación que realizó el Rey Alfonso XIII en España, pero fue la UNESCO en 1995 quien estableció oficialmente el Día Mundial y del Derecho de Autor y la Propiedad Intelectual, lo que ha hecho repensar el rol que juegan los libros en todos sus formatos en la actualidad. Desde su masificación, con la aparición de los primeros impresores del siglo XV y XVI en Europa, mucho ha cambiado: el tamaño, el papel, la encuadernación y su tiempo de reproducción.

Hoy vivimos en la dicotomía de generaciones que tienen frente a sí la posibilidad de acceder a la lectura en soportes de papel, y otros que se inclinan por lo digital. No se puede señalar a ciencia cierta que los libros impresos estén siendo desplazados, porque aún gran cantidad de personas privilegian el contacto con ellos y, por qué no decirlo, por un tema sensorial. Hay algo de placer al oler el polímero de la lignina en las hojas de papel, que en el transcurso del tiempo se oxida y genera ese deleite olfativo. Por otro lado, tenemos a quienes privilegian la inmediatez de la tecnología, utilizando sus dispositivos electrónicos para descargar sus ejemplares y leerlos en cualquier lugar y momento.

Opciones de acceso a libros hay bastantes en Chile. El Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas (SNBP) otorga la posibilidad de solicitar libros de forma presencial y en línea mediante la aplicación BPDigital. La labor del gobierno durante los últimos 10 años se ha visto reflejada en el aumento de los préstamos de recursos bibliográficos que según la SNBP va de 426.363 préstamos en 2007 a 2.091.447 en el año recién pasado, incluyendo los dos tipos de soportes.

¿Entonces, ha decrecido el uso del libro con las apariciones de las nuevas tecnologías? Podríamos decir que no. Todo parece indicar que el ambiente de la lectura se ha modificado, aportando a la difusión de nuevas obras. De hecho, hoy podemos encontrar algunas aplicaciones y páginas web donde se dan a conocer las últimas lecturas que han realizado jóvenes y adultos como GoodReads.

Sin duda, el ambiente de la lectura ha cambiado. Nosotros hemos cambiado. Leer, además de ser una actividad personal, hoy reúne agrupaciones de lectura de todas las edades. En Concepción, tenemos algunas iniciativas que hay que destacar. Por ejemplo, las guaguatecas que reúnen a menores de la primera infancia en torno a libros didácticos, donde tienen sus primeros acercamientos a las palabras, colores y dibujos. Además en el Archipiélago de Chiloé hay bibliotecarios y docentes que son capaces de subirse a Bibliolanchas para entregar un libro a familias que viven alejadas del continente.

¿Pasaron de moda los libros? No, cambió la forma clásica de la lectura. El libro desde siempre ha sido un soporte para difundir la cultura, y hoy, pese a todos los cambios que trae la tecnología, sigue manteniendo su objetivo principal. De eso se trata el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor,

de poner en valor las iniciativas que día a día reúnen a tanta gente, creando literatura y otorgando ambientes propicios para difundir la cultura, independiente de soportes y nuevos formatos.