Nuestras universidades son comunidades cuya misión principal es servir a la sociedad, a través de la formación de personas y el desarrollo de investigación e innovación, considerando una estrecha vinculación con el medio. Esta responsabilidad supone, también, contribuir a una tarea urgente e ineludible de la humanidad: responder a las necesidades del presente, pero asegurando el bienestar de las futuras generaciones. A nivel global, es indudable la necesidad de avanzar con urgencia en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las universidades son un actor clave para hacer frente a ese desafío. Afortunadamente, nuestras instituciones han entendido que la formación de personas y la creación de conocimiento deben desarrollarse en un contexto de sostenibilidad, donde la excelencia se alcanza con altos estándares técnicos y profesionales, pero también al educar, concientizar y aportar a la solución de problemas que ponen en riesgo al medio ambiente, los territorios y la identidad de las comunidades en que nos insertamos.
El Consejo de Rectoras y Rectores de las Universidades Chilenas, atendiendo a su labor de ser un referente en materia de progreso y gestión territorial estratégica, históricamente ha hecho una decidida apuesta por aportar al desarrollo sostenible basado, principalmente, en la articulación de actores y sectores estratégicos. Un ejemplo de ello es que en los años ‘60 nacieron las jornadas Universidad-Empresa, las que ayudaron a intensificar las relaciones entre las casas de estudios superiores y las distintas ramas de la producción nacional. Paralelamente, se fortaleció la formación universitaria conectada con la investigación, impulsando el desarrollo científico y tecnológico para hacer frente a problemáticas acuciantes, como la desigualdad social, el estancamiento de la agricultura y un proceso de industrialización aún acotado.
También a mediados de los años ‘60, el Consejo de Rectores fue pionero al crear en su seno una Comisión Nacional de Investigación, con el objetivo de aunar esfuerzos para impulsar la investigación pura y aplicada en todos los campos de la ciencia y la tecnología, entidad precursora de la puesta en marcha, en 1967, de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, CONICYT, organismo asesor de la Presidencia en materias de desarrollo científico, dependiente del Ministerio de Educación.
Si bien en esa época el concepto de desarrollo sostenible aún no estaba instalado como tal en el debate público, es evidente que las preocupaciones tenían un aspecto en común con los desafíos actuales y ya se expresaban las tensiones entre crecimiento económico, equidad social y conservación ambiental, así como también se avizoraba el riesgo de basar el desarrollo de forma casi exclusiva en la explotación de los recursos naturales.
A siete décadas del nacimiento del CRUCh, sus rectoras y rectores estamos convencidos de que no hay desarrollo sin sostenibilidad. Por ello, mantenemos firme la convicción de estar comprometidos con la formación de excelencia y el desarrollo de investigación e innovación que contribuyan favorablemente al bienestar social de nuestras comunidades y el país en general.
Esto explica que en nuestro Sistema de Dirección Estratégica 2023-2030 se haya incorporado como definición estratégica, dentro del eje N°4, relativo a la investigación y generación de conocimiento, “posicionar al CRUCh y sus universidades como líderes de investigación aplicada, con impacto en áreas estratégicas para el desarrollo integral del país y sus territorios”.
Citando dicho documento, es relevante recordar que “las demandas por un nuevo modelo de desarrollo sustentable para Chile y sus territorios requieren la articulación de diversos sectores y actores claves del país, para la generación de proyectos de investigación en nuevas áreas estratégicas. Algunos desafíos que se vislumbran en este ámbito incluyen, entre otros: nuevas fuentes de energía limpia -como el hidrógeno verde-; la escasez del agua; nuevas formas de explotación minera -en especial del litio-; sustentabilidad, conflicto y cohesión; gobierno y regionalización; educación; Inteligencia Artificial. La contribución de las universidades del CRUCh en la generación de conocimiento a través de la investigación aplicada, es parte de su quehacer intrínseco, más aún en el escenario actual y futuro”. Para el logro de lo anterior se han acordado los siguientes objetivos estratégicos (OE) e iniciativas:
Para este objetivo se considera como iniciativa “la instalación de mecanismos colaborativos que fortalezcan la asociatividad de las universidades CRUCh en proyectos de investigación científica y desarrollo tecnológico”. De esta forma, el documento reafirma que la generación de conocimiento a través de la investigación aplicada es parte del quehacer intrínseco de las universidades del CRUCh, más aún en el escenario actual y futuro.
UCSC y el cuidado de la casa común
En la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), la tarea de promover el desarrollo sostenible se vincula fuertemente con nuestra identidad católica, nuestros principios, misión y visión, lo que se plasma en nuestro proyecto educativo. Como institución de educación superior católica, una guía muy relevante para nuestro quehacer es la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae sobre las universidades católicas, publicada el 15 de agosto de 1990 por el Sumo Pontífice Juan Pablo II.
En ésta, el Santo Padre expresa, a propósito de nuestra misión de servicio como universidad católica, la necesidad de que las actividades universitarias se enfoquen hacia “el estudio de los graves problemas contemporáneos, tales como, la dignidad de la vida humana, la promoción de la justicia para todos, la calidad de vida personal y familiar, la protección de la naturaleza, la búsqueda de la paz y de la estabilidad política, una distribución más equitativa de los recursos del mundo y un nuevo ordenamiento económico y político que sirva mejor a la comunidad humana a nivel nacional e internacional”.
En el apartado 37 del citado documento agrega que “se deben estimular formas originales de diálogo y colaboración entre las universidades católicas y las otras universidades de la nación para favorecer el desarrollo, la comprensión entre las culturas y la defensa de la naturaleza con una conciencia ecológica internacional”.
Fortaleciendo este desafío universitario, la encíclica Laudato Si’, del Papa Francisco (24 de mayo de 2015), plantea con absoluta claridad la importancia de una labor clave de la educación superior. En efecto, al referirse a la biodiversidad señala que “es necesario invertir mucho más en investigación para entender mejor el comportamiento de los ecosistemas y analizar adecuadamente las diversas variables de impacto de cualquier modificación importante del ambiente”.
Haciendo propios estos conceptos en la UCSC, hace ya algunos años actualizamos el quinto principio que describe nuestra identidad católica, el cual ahora explicita la promoción del diálogo, la cultura del encuentro y el cuidado de los unos a los otros y de la casa común. Esto nos lleva también a contribuir a la búsqueda de un modelo de desarrollo que apunte a la sostenibilidad, en armonía con el medio ambiente y los contextos sociales.
Nuestra política de investigación e innovación establece como parte de sus pilares fundamentales un quehacer enmarcado en la acción desde y hacia el desarrollo sostenible. De este enfoque se desprenden áreas prioritarias de investigación e innovación con foco en la sostenibilidad: energía, desarrollo costero sustentable y educación y desarrollo en contexto de vulnerabilidad; y áreas emergentes como recursos hídricos. La promulgación de nuestra política de sustentabilidad UCSC, en diciembre de 2022, fue un significativo paso en esta línea, ya que nos permitió asumir formalmente el compromiso de integrarla a nuestro quehacer: la docencia, investigación e innovación y vinculación con el medio, de manera integral, gradual, transversal e interconectada.
Esta política considera cuatro principios rectores: la prevención, es decir, la capacidad para anticiparse a los efectos negativos de sus impactos sobre el medio ambiente y la sociedad; la eficiencia, para utilizar conocimientos, habilidades y destrezas para alcanzar soluciones que generen beneficios ambientales y sociales; la gradualidad, apuntando a que la sustentabilidad debe entenderse como un propósito integrado a los distintos procesos universitarios, y la responsabilidad social, que aboga por contar con una comunidad universitaria que sea un actor clave en el desarrollo e implementación de los principios de la sustentabilidad. Y, lo más importante, que se viva de manera genuina en el acontecer diario de toda nuestra comunidad universitaria.
El Plan de Desarrollo Estratégico 2022-2026 ha reafirmado esa convicción, pues comprometió nuestras capacidades para aportar al desarrollo sustentable, contribuyendo desde el quehacer académico al cuidado del medio ambiente y al bienestar de la sociedad. El plan establece dentro de sus desafíos estratégicos el “promover el desarrollo sustentable al interior de la comunidad universitaria”, y precisa como una de sus estrategias prioritarias “instalar una gobernanza que oriente y/o promueva mecanismos, instancias, acciones y recursos necesarios para poder ejecutar actividades que vayan en pro del desarrollo de la Institución con miras de reducir y compensar sus impactos medioambientales”. De esta forma, reforzamos la promoción del desarrollo sustentable en todo el quehacer universitario. Estas definiciones se expresan en acciones concretas relacionadas con nuestras políticas universitarias y planes de acción.
En el ámbito medioambiental, contamos con el Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables (CIBAS-UCSC), que tiene como misión desarrollar investigación científica para contribuir al entendimiento de los sistemas naturales y la generación de soluciones productivas y tecnológicas tendientes al uso sustentable de los ambientes costeros y continentales, y sus recursos.
A su vez, se imparte el doctorado en Ciencias con mención en Biodiversidad y Biorecursos, el cual se enmarca y presenta líneas de investigación que apuntan directamente a aportar al desarrollo sostenible del país. Ambas iniciativas han permitido la creación de conocimiento, patentamiento, transferencia tecnológica y formación de personas altamente capacitadas para favorecer un manejo y uso sustentable de nuestros recursos naturales.
En el área de energía, la UCSC trabaja en poder aportar a soluciones y respuestas al creciente consumo de energía mundial y la urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Para llevar a cabo esta tarea, la universidad creó el Centro de Energía UCSC, que busca generar innovación y transferencia tecnológica en el área de energía, combustibles, electricidad, calor y tecnologías afines, que aseguren su producción y uso sustentable. En el ámbito de la formación doctoral, contamos con el doctorado en Ingeniería, el cual desarrolla la línea de investigación de energía bajo una fuerte inspiración del cuidado de la casa común.
En infraestructura, contamos con una micro-red generadora de energía eléctrica limpia, principalmente, a partir de paneles solares, que alimenta una planta de hidrógeno verde, recientemente proyectada y construida con el apoyo del Gobierno Regional del Biobío. Esta planta es una instalación escalable con características industriales, diseñada para la producción de hidrógeno verde -la primera con este nivel de potencia albergada por una universidad nacional- que no solo permite su generación eficiente, sino que también se erige como una plataforma para la investigación aplicada. Este equipamiento permite la realización de proyectos de validación del uso del hidrógeno verde en aplicaciones como electromovilidad industrial, sistemas de respaldo energético y el desarrollo de combustibles sintéticos tanto para movilidad como aviación, y otros compuestos químicos.
Destaca, además, el trabajo realizado por académicos del Centro de Energía en la medición de la huella de carbono de las ediciones 2023 y 2024 del festival REC del Biobío, el evento musical gratuito más grande de Chile. En línea con el posicionamiento de nuestra universidad como un referente en el área de energía a nivel regional y nacional, en 2023 nos convertimos en la primera casa de estudios superiores chilena en adherirnos al programa “Vuelo Limpio”, iniciativa que busca potenciar la colaboración entre actores del sector público y privado, para promover la sostenibilidad energética en la aviación comercial.
Previamente, en 2020 fuimos la segunda institución de educación superior del país en lograr el Sello de Eficiencia Energética que entrega el Ministerio de Energía y la Agencia de Sostenibilidad Energética. Desde el 2021, además, pertenecemos a la Red Campus Sustentable, asociación de casas de estudios superiores dedicada a la promoción de instancias de formación, colaboración y generación de instrumentos que promuevan una cultura de sustentabilidad en todos los ámbitos del quehacer de las instituciones de educación superior.
Todas estas acciones son coherentes con nuestra visión, mediante la cual expresamos la intención de consolidarnos como una “universidad del sur de Chile reconocida por su identidad católica y contribución al desarrollo sostenible de su comunidad y la sociedad, a través de la investigación e innovación en las áreas que cultiva, así como de la formación para toda la vida”.
Estamos orgullosos de los grandes avances que hemos logrado porque han aportado al desarrollo sostenible en los territorios donde estamos presentes, lo que también se ve reflejado por las evaluaciones que realizan entidades externas.
En los últimos años, la UCSC se ha ubicado en los primeros lugares de Chile y América Latina en diversos rankings realizados por The Times Higher Education (THE), donde participan distintas casas de estudios superiores.
Para el University Impact Rankings 2024, que evalúa el grado de adhesión a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidades por parte de las casas de estudios superiores que participan en la medición, la UCSC se ubica en el rango 401-600 entre 1.963 instituciones a nivel mundial, mientras que a nivel nacional nos situamos entre las 10 más destacadas. Nuestra universidad obtuvo un desempeño sobresaliente en los ODS: Educación de Calidad, Igualdad de Género, Paz, Justicia e Instituciones Sólidas, y Alianzas para Lograr los Objetivos. El Reporte y Evaluación de la Sustentabilidad en Instituciones de Educación Superior
(RESIES) de 2023 destaca a la UCSC en materia de vinculación con el medio y responsabilidad social (78,5 puntos), Gobernanza y Seguimiento (60,18 puntos) y Academia (36,38 puntos), dimensiones en las que se registró un considerable aumento en comparación al reporte de 2022. En 2024 se obtiene un resultado global provisorio de 46,13 puntos (cerca de siete puntos más que en 2023), impactado por el aumento en las dimensiones de Gobernanza y Seguimiento, Cultura Sustentable, Academia y Gestión de Campus.
También nos enorgullece haber alcanzado la mejor posición histórica en el Latin America University Rankings, ubicándonos en el puesto 64 a nivel global y en el lugar 11 a nivel nacional, entre 32 universidades. Este logro refleja avances significativos, como el ascenso al puesto 10 en la dimensión Teaching y al puesto ocho en Research Environment, destacándose en indicadores como reputación académica, proporción de estudiantes de postgrado y productividad investigativa ajustada al tamaño institucional. Estos resultados consolidan el compromiso de la UCSC con la excelencia académica y su impacto en la región.
Desafíos comunes para un futuro con más esperanza
Es indudable que los desafíos que enfrentamos las universidades chilenas para colaborar en la co-construcción de un futuro con más esperanza, son múltiples y altamente significativos.
Estamos llamados, en primer lugar, a liderar la formación integral de personas realmente comprometidas con el desarrollo sostenible de nuestros territorios y que comprendan la importancia de hacer frente a fenómenos tan preocupantes como el cambio climático y calentamiento global. Con este fin, es fundamental un adecuado complemento en la formación de carácter teórico y aplicado, pero también en las habilidades de liderazgo que permitan a los estudiantes convertirse en agentes de cambio en sus respectivas comunidades y sectores profesionales.
En materia de investigación e innovación, el desafío es seguir incentivando la realización de proyectos que se enfoquen en la búsqueda de soluciones a problemáticas claves, como las energías limpias, gestión de recursos hídricos y tecnologías que ayuden a la preservación medioambiental. Esto, con un fuerte foco en la colaboración interinstitucional, por sobre la lógica de la competencia. Por ello, es clave explorar nuevas alianzas estratégicas con los gobiernos a nivel internacional, nacional y regional, así como con el sector privado, para incrementar los recursos destinados a esta labor.
Equilibrar el progreso económico y social con el respeto por nuestro entorno natural es fundamental para fomentar un desarrollo más equitativo e inclusivo. Y las universidades estamos llamadas a ser ejemplos vivos de ese necesario balance, utilizando nuestras instalaciones, aulas y laboratorios, para impulsar innovaciones y colaboraciones que promuevan la justicia social, abordando especialmente las brechas y necesidades de las comunidades más vulnerables en los procesos de desarrollo.
El cuidado de la casa común es una obligación y un desafío en el que todos estamos llamados a colaborar, y las instituciones del Consejo de Rectoras y Rectores de las Universidades Chilenas damos firme testimonio de aquello.