A lo largo de la última década, el Festival REC ha evolucionado hasta convertirse en uno de los eventos musicales más relevantes del país, consolidando a la Región del Biobío como un polo cultural de gran proyección. Su impacto ha trascendido lo meramente musical, convirtiéndose en una plataforma para la promoción de la identidad regional y en un catalizador para la profesionalización de la escena artística local.
Su crecimiento sostenido ha permitido que múltiples actores, desde universidades hasta organismos gubernamentales y entidades culturales, se sumen a su organización, logrando una gestión más robusta y eficiente. Uno de sus hitos más significativos ha sido su contribución a que Concepción fuera designada como Ciudad Creativa de la Música por la UNESCO.
El festival se distingue por su carácter gratuito, factor clave en la democratización del acceso a la música en vivo. En un país donde muchas veces el acceso a la cultura se ve condicionado por barreras económicas, REC permite que miles de personas puedan disfrutar de una experiencia de calidad sin restricciones, generando sentido de comunidad y pertenencia. Esta apertura ha convertido al festival en un espacio de encuentro donde convergen distintas generaciones y públicos. Más allá del espectáculo, se fomenta la apropiación de los espacios públicos y se fortalece el vínculo entre la cultura y la ciudadanía.
Pero el impacto del REC va más allá de su masividad, ya que también se erige como plataforma de oportunidades para la industria musical. La presencia de artistas emergentes en un escenario de gran envergadura permite la visibilización de nuevas propuestas, promoviendo la profesionalización y expansión del talento regional. Para muchas bandas, presentarse en el REC significa una proyección dentro del ecosistema musical, abriendo puertas a nuevos circuitos y audiencias. Además, el festival incorpora tecnologías y estándares técnicos que habitualmente no están disponibles en otros escenarios locales, lo que permite a los músicos y equipos de producción interactuar con herramientas que elevan la calidad de sus presentaciones.
Si bien el REC ha alcanzado un alto nivel de consolidación, enfrenta desafíos importantes para garantizar su sostenibilidad en el tiempo. Por ello, la gestión del festival debe continuar evolucionando hacia un modelo sostenible, no solo desde lo financiero y cultural, sino también desde el impacto ambiental.
En este sentido, el REC se ha convertido en el primer festival en Chile que mide su huella de carbono, una iniciativa que se ha realizado con el apoyo del Centro de Energía de la UCSC. Este proceso busca evaluar y mitigar el impacto ambiental del evento, marcando un precedente en la organización de espectáculos masivos en el país. La medición de la huella de carbono es un compromiso con el futuro, demostrando que es posible celebrar la música con una mirada responsable hacia el medioambiente.