Tuvo lugar el 27 de diciembre, muy cerquita del día del nacimiento de Jesús. Porque al ser El la vida, hay dos realidades: la vida y la muerte, que en El encuentran el sentido a ese contrasentido. Es bueno recordar que la GS hablará de la muerte como el máximo enigma de la vida humana.
La manera sencilla con que el pueblo recuerda en medio de la desgracia: lo importante es tener salud, quizás nos acerque a Aristóteles para quien la salud es el estado normal del ser. Por eso, la enfermedad al acercarnos al Señor nos lleva a descubrir que los enfermos y los débiles figuran entre los predilectos de Jesús.
Y ese día 27, un grupo de personas de la UCSC, con manifestaciones de estar seriamente enfermos, buscaban en los medios dejados por Jesús la fuerza y la serenidad para afrontarlos con alegría incluso. Nos estamos refiriendo al sacramento de la Unción de enfermos. Fue el mismo Arzobispo y Gran Canciller de la casa de estudios, Monseñor Fernando Chomalí, quien les administró dicho sacramento, después de la homilía en la que el prelado acercó a las personas que llenaron la capilla de la Universidad, el sentido de la enfermedad y del sacramento dejado por Jesús a sus “predilectos”. Fue especialmente emocionante el abrazo de quienes quisieron unir su oración y ayuda a sus compañeros de trabajo enfermos. Con dicho acto se inauguraba en la UCSC la Pastoral del Enfermo.
Y bien cercano a esto: el Papa Benedicto XVI acaba de entregarnos el mensaje para la JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO a celebrarse el 11 de febrero.
¿POR QUE EL DÍA DE LA VIRGEN DE LOURDES?
El santuario de Lourdes se ha convertido en un desfilar de enfermos a lo largo de los doce meses del año. En mi memoria sigue vivo el recuerdo de una de las peregrinaciones multitudinarias italianas que presencié en una de las visitas que hice para rezar a la Virgen que se venera en esa ciudad del sur de Francia. Decenas de vagones de trenes italianos acercando a la Virgen de Lourdes, Salud de los Enfermos, la petición de una salud que se busca y que tantas veces se obtiene en ese lugar.
Cómo no recordar el viaje del médico francés, Alexis Carrel, premio Nobel de medicina . Este doctor, ateo, llegó a Lourdes a comienzos del siglo pasado con la peregrina idea de reírse y demostrar que detrás de las llamadas curaciones lo único que existe son masivas supersticiones o fanatismo del más claro oscurantismo religioso. Llegó a Lourdes para reirse de lo que él consideraba una mentira y un fraude. Y así subió al tren de una peregrinación que iba a Lourdes. En el tren iba una enferma, de nombre Marie Ferrand Bayllie, que pide un médico pues se siente muy mal. Se presenta Alexis Carrel, que afirma que esa mujer se muere, al parecer de una peritonitis. No hay nada que hacer; la da por desahuciada y afirma que no llegará a Lourdes. Entonces, de broma, dice:
-Bueno, si esta mujer se cura en Lourdes, entonces yo creeré en Lourdes.
Dios le tomó la palabra. Aquella mujer llegó a Lourdes. Y ante los ojos atónitos de Alexis Carrel la mujer se cura instantáneamente de su enfermedad. El cumple su palabra y se convierte. Relata su conversión en su libro Mi viaje a Lourdes. En este libro hay una oración muy bonita a la Virgen, en la que le da las gracias por haberle permitido presenciar aquel milagro maravilloso que le llevó a la fe.
«Virgen Santa, socorro de los desgraciados que te imploran humildemente, sálvame. Creo que Tú has querido responder a mi duda con un gran milagro. No lo comprendo, y dudo todavía. Pero mi gran deseo y el objeto supremo de todas mis aspiraciones es ahora creer, creer apasionadamente y ciegamente, sin discutir ni criticar nunca más. Tu nombre es más bello que el sol de la mañana. Acoge al inquieto pecador que, con el corazón turbado y la frente surcada por las arrugas, se agita corriendo tras las quimeras. Bajo los profundos y duros consejos de mi orgullo intelectual yace, desgraciadamente ahogado todavía, un sueño, el más seductor de todos los sueños: el de creer en Ti y el de amarte como aman los monjes de alma pura».
Sería su conmovida conversión la gran pregonera de la devoción al lugar de las curaciones de tantos.
LINEAS PRINCIPALES DEL MENSAJE PAPAL
Para la Jornada Mundial del Enfermo de este 2012, el Papa nos envía el mensaje del que resaltamos las ideas más relevantes. El Papa comunica cu cercanía especial a cada vida humana “débil y enferma” pues Cristo se inclinó antes “los sufrimientos materiales y espirituales del hombre para curarlos. Pasando a continuación a referirse a los sacramentos de “curación”: penitencia y unción de los enfermos. Se introduce en el misterio del sufrimiento y enfermedad, aprovechando el contacto de Jesús con el leproso que vuelve a agradecerle haber sido curado, para anunciar que “en el encuentro con él -el Señor, los agobiados por el sufrimiento y la enfermedad- pueden experimentar realmente que ¡quien cree no está nunca solo! Se refiere a la “ternura” del Señor en su trato con los enfermos.
Nos habla del “binomio entre salud física y renovación del alma lacerada”, ya que en dicha situación podemos comprobar mejor la ayuda que nos proporcionan dichos sacramentos. Pues la tentación del desaliento y de la desesperación se pueden convertir en momentos de cambio, por la reflexión a la que nos vemos obligados en esas circunstancias. Se puede experimentar que es cierta la predilección de Jesús que pensando en el enfermo y el débil, nos deja un momento cierto de su presencia en la Unción.
El Papa nos conecta a los enfermos con la fe a la que titula “ancla segura” dejando una tarea extraordinaria: alimentar dicha ancla con “la escucha de la palabra de Dios, la oración personal y los sacramentos”.
Y en la lista de recomendaciones del Papa figuran: los sacerdotes, a quienes encarga que faciliten a los enfermos los sacramentos; cuantos trabajan en el campo de la salud y las familias para que vean en los enfermos el rostro sufriente de Jesús. Cierra su mensaje Benedicto XVI con una súplica a la “Madre de Misericordia y Salud de los Enfermos”, “para que su materna compasión, vivida junto al Hijo agonizante en la Cruz, acompañe y sostenga la fe y la esperanza de cada persona enferma y que sufre en el camino de curación de las heridas del cuerpo y del espíritu”.
Cecilio de Miguel Medina
Director de Pastoral
Universidad Católica de la Santísima Concepción
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