La dinámica de servir a ejemplo de Jesús – UCSC
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La dinámica de servir a ejemplo de Jesús

Por Javier Espinoza San Juan, académico Facultad de Educación UCSC
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El pasado 20 de septiembre el Papa Francisco, en la Eucaristía realizada en la Plaza de la Revolución en el contexto de su visita a Cuba, reflexionó sobre lo que significa el verdadero servicio a ejemplo de Jesús, con el que realmente se puede llegar a “ser grandes”. En ella nos muestra la dinámica del servicio que nos toca a todos y a todas en nuestro quehacer, que nos invita a mirarnos y discernir nuestra “calidad” de servicio.

El Papa nos enseña desde el mismo evangelio (Mc 9,30-37), en el cual Jesús pregunta a sus discípulos: “¿De qué discutíais por el camino? Frente a esto, ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante”, conociendo las aspiraciones de sus discípulos los reunió y les dijo: “Quien quiera ser el primero, importante, que sea el último de todos y el servidor de todos”.

En esta dinámica el Papa nos recuerda que el servicio significa “en gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo”. En términos generales es el amor el que nos invita a mirar a otros desde la perspectiva de Jesús, manifestado en la tarea que cada uno desarrolla en la vida diaria, frente a esto debemos cuidarnos de aquel servicio “que se sirve de los otros” puesto que “hay una forma de ejercer el servicio que tiene como interés el beneficiar a los –míos-, en nombre de lo- nuestro-. Ese servicio siempre deja a los –tuyos- por fuera, generando una dinámica de exclusión”.

El vicario de Cristo nos enseña que el servicio tiene que ver con nuestra vocación y ésta nos ayuda a superar las tentaciones del “servicio que sirve” sin enjuiciar a otros, más bien preocupándonos de nuestro propio camino en el servicio, ya que Jesús no nos dice, “si tu vecino quiere ser el primero que sirva”. El hacernos cargo de nuestro servicio “no apunta a una actitud de servilismo, por el contrario, pone en el centro la cuestión al hermano: el servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su projimidad y hasta en algunos casos la “padece” y busca su promoción como ser humano. Por eso nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a las personas.

Finalmente nos  invita a que cuidemos esta vocación, y nos invita a que sirvamos, “de modo especial, la fragilidad de sus hermanos. No los descuiden por proyectos que puedan resultar seductores, pero que se desentienden del rostro del que está a su lado”. Porque “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.