La Iglesia ¿aprueba la pena de muerte? – UCSC
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La Iglesia ¿aprueba la pena de muerte?

Por Leonardo Quezada García, académico Instituto de Teología UCSC
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Años atrás, en un curso en el cual participaba como alumno, un profesor hizo esta misma pregunta; después de algunos segundos de silencio, gran parte de la asamblea allí presente afirmó que no la aprobaba, mientras que otro grupo muy minoritario guardó silencio, expectantes a lo que el profesor confirmara. El profesor fue tajante al aclarar la respuesta: “Sí, la aprueba, pero solo en algunos casos muy especiales”. Su respuesta fue una real sorpresa para mí, puesto que no asimilé inicialmente cómo la Iglesia que trata de conservar y transmitir el mensaje de Jesús (entre otras cosas) podría avalar prácticas como estas.

El Catecismo de la Iglesia Católica, publicado por primera vez en 1992, sostiene esta idea en el número 2267: “La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas…”; lo anterior significa que en casos muy raros y extremos, sujetos a factores geográficos, demográficos, políticos, entre otros, la pena de muerte puede llevarse a cabo en un determinado estado o sistema de gobierno con la venia de la misma Iglesia. En este último punto hay que aclarar que la Iglesia no aprueba ni promueve (así tan abiertamente) la pena de muerte, sino que, en algunos casos, solamente se limita a tolerarla.

Claramente esta enseñanza de la Iglesia puede despertar reacciones diversas entre los creyentes, no creyentes y en la comunidad mundial en general, puesto que así como la Iglesia se opone al aborto, visto como un atentado contra la vida humana, no sería del todo producente que promoviera otra forma de atentado contra la vida; otro sector quizás pensará que la muerte puede ser un justo castigo, aplicando una especie de ley de Talión “ojo por ojo, diente por diente”, es decir, si el condenado a muerte provocó una muerte, tal vez sea aceptable que también la recibiera. Independiente de estas u otras interpretaciones, hoy tenemos una novedad en torno a este tema.

El 01 de agosto del presente año, el Papa Francisco aprobó la modificación o nueva redacción del número antes citado, de manera que este refleje la reprobación absoluta por parte de la Iglesia a la pena de muerte. El nuevo texto ya ha sido dado a conocer y en su contenido una de las afirmaciones más claras es la siguiente: “Por tanto la Iglesia enseña, a la luz del evangelio, que la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona y se compromete con determinación a su abolición en todo el mundo”. El prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, cardenal Luis Ladaria ha afirmado que esta nueva redacción no está en contradicción con lo enseñado por el Magisterio de la Iglesia y que obedece a una suerte de actualización a los tiempos que corren, considerando que hoy las sanciones penales se entienden de una manera muy distinta a tiempos anteriores y que se pueden contar con condiciones, medios y tecnología para garantizar que un criminal cumpla su pena y pague, de alguna manera, por el crimen cometido.

Sin duda, esta nueva modificación es motivo de alegría para todos los que formamos parte del pueblo de Dios, pues la Iglesia da un nuevo paso en el gran tema de la conservación de la vida humana, tema que hoy en día es cuestión de debate en nuestra sociedad, y reafirma que la dignidad de la persona siempre debe estar presente y valorarse como tal, aunque las circunstancias nos puedan llevar a pensar que la justicia humana o carnal deba anteponerse a la justicia y misericordia divina.