El decreto 1.530 del año 1976 establecía que el 10% de los ingresos generados por Codelco serían para financiar a las Fuerzas Armadas con un mínimo de 90 millones de dólares anuales. Estos montos irían a cuentas reservadas que serían manejados por el Consejo Superior de Defensa Nacional (Consudena), institución que fue derogada más tarde pasando la administración de estos recursos al Ministerio de Defensa. Pero la Ley Reservada del Cobre tiene una antigua data, proviene del año 1958, donde una antigua Ley permitía gravar con un impuesto de 15% las utilidades de las empresas que constituían la Gran Minería del Cobre, esos gravámenes los usaba el Consudena para financiar exclusivamente las adquisiciones de material bélico.
Muchas veces se ha discutido la conveniencia de seguir financiamiento el equipamiento de las Fuerzas Armadas con un impuesto de esta naturaleza. Lo cierto es que su aplicación le da mayor estabilidad y garantías al financiamiento de la seguridad nacional, el cual es un bien público, pero que no pocas veces ha estado en discusión por los políticos de la época. Por supuesto que la seguridad nacional es un bien público que debe ser garantizado por el Estado, pero no es claro que esta sea la mejor forma de hacerlo.
Por otro lado Codelco, una empresa de todos los chilenos necesita financiar las inversiones de largo plazo de manera que pueda ser rentable, especialmente en un período en que las minas son menos productivas y se requiere buscar nuevos yacimientos y mejorar los procesos tecnológicos de los actuales. Las modernas empresas además se diversifican invirtiendo en otros países y en otros minerales de manera de capear mejor la segura inestabilidad en el precio de los minerales. Pero Codelco está atado de manos y además debe entregar gran parte de sus utilidades al fisco y otro tanto a las fuerzas armadas. De seguro, de no lograr cierta flexibilidad no podrá en el futuro seguir cumpliendo el rol de “vaca lechera” del gobierno de turno. Por lo tanto ha llegado el momento de cambiarles las condiciones a Codelco, o se permite su capitalización sostenida o es mejor privatizarla o permitir la entrada de capitales privados, de manera que tenga la opción de transformarse en un líder en la producción mundial de minerales. Sin duda estamos frente a un período decisivo para esta empresa del Estado de Chile.