La Vocación - UCSC

La Vocación

Por Nicolás Saá Muñoz, académico Facultad de Medicina UCSC
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De estas tres ideas, sincronía. Pensar la vocación es allanarse a su significado etimológico. Pero antes una frase que hace resonante el significado de la vocación en Jesús: “Multi autem sunt vocati pauci vero electi” (Muchos son los llamados y pocos los elegidos). Este pasaje se extrae de Mateo 22,14 y evoca la naturaleza de la vocación: un llamado interior, una oportunidad que se nos entrega pero que debemos decidir si seguirla o no. He ahí su belleza.

Vocación viene del latin vocare el cual plantea la idea del llamado. Esta nominación recae en la persona como citación a ejercer cierto trabajo o profesión. Lo arquetípico del llamado (los cuales pueden ser múltiples a lo largo de la vida) se puede ver claramente en el monomito del ya fallecido mitólogo norteamericano Joseph Campbell. Uno de sus libros (el mejor estimo, dada su síntesis), “El Héroe de las Mil Caras: Psicoanálisis del Mito” que trata de esta aventura circular arquetípica ha influenciado en el cine desde George Lucas creador de las Guerras de las Galaxias hasta Stanley Kubrik y Arthur C. Clarke, pasando por los guionistas de la serie Lost, los músicos Bob Dylan y Jim Morrison y los escritores Richard Adams y J.K. Rowling (Harry Potter).

Este viaje arquetípico, este “eterno retorno” ( siempre viene bien un poco de Nietzsche)  se divide en etapas que debe transitar la persona, una aventura heroica que comienza con el llamado , “vocación a la aventura”  para el héroe o la heroína, la que consiste en un separarse e iniciar un camino obedeciendo a su propia voluntad, siguiendo una voz interior que la guía a un “afuera” para cumplir su designio: el hacerse para la comunidad y para sí y llegar a ser lo que se tiene que ser. Y aquí la multiplicidad de vocaciones que puede asumir una persona: profesional, familiar, comunitaria, espiritual, etc.

Es un camino lleno de dificultades y pruebas, donde el error no está exento de presentarse. Pero no preocuparse, el fallar, como indica Peter Trawny en su libro “Fuga del error” habla que Heidegger en su conferencia “De la esencia de la verdad” nos señala que “el errar no solo es inevitable, sino que pertenece a la verdad misma”.

¿Pero cómo no perderse en este viaje? ¿ Cómo no equivocar el camino iniciado? ¿Es esto posible? Aquí nos ayuda un padre y doctor de la Iglesia: San Agustín de Hipona. Y él nos da una solución a nuestro dilema (que no es tan problemático si lo vemos como oportunidad). Él nos indica: “Ama y haz lo que quieras”.

Nuestro indicador para medir nuestra brújula es el amor, la pasión encomendada en la tarea entregada, esa sensación, ese ánimo, esa entrega en el servicio al otro. Esa es la medida de la verdad: el amor en la vocación seguida o por seguir. Por lo tanto la vocación pasa a ser un llamado interior, un emplazamiento a la aventura de transformarse y hacer explícito lo que ya sé es, reminiscencia platónica que se hace carne en el trayecto vital de la persona y cuyo norte debe ser el amor: al estudio, al trabajo, al esfuerzo en la disciplina iniciada, para que tras este periplo formativo se retorna al principio, a la comunidad que lo vio nacer y crecer para entregar lo aprendido en este viaje iniciático. Es el retorno inevitable a lo que ya se es.