A menos de un año del cierre de las operaciones de la planta siderúrgica Huachipato, la semana pasada la compañía nos convocó al foro “Huachipato: Territorio de Oportunidades”. Para algunos pudo ser una sorpresa; sin embargo, es también una señal de responsabilidad social empresarial de CAP, una empresa que marcó el desarrollo regional y nacional por más de 70 años, que cambió la vida de muchas generaciones y que hoy entiende que Huachipato no puede quedar reducido a un cierre, sino que debe proyectarse como parte del futuro del Biobío.
“Huachipato: Territorio de Oportunidades” busca potenciar un desarrollo sostenible que articule industria, ciudad y comunidades. La iniciativa propone integrar los terrenos donde hoy se emplaza la planta con nuevas alternativas para el crecimiento del Gran Concepción, lo que representa una oportunidad inédita para pensar en un polo de innovación, emprendimiento y reconversión productiva de alcance nacional.
La invitación congregó a autoridades regionales y parlamentarias, al mundo académico, a gremios, empresas y representantes de la sociedad civil. Todos con el desafío de imaginar juntos el futuro del Biobío, en un ejercicio que recuerda los años 40, cuando Huachipato nació como motor de la industrialización de la Región. Hoy, nuevamente, estamos llamados a marchar unidos, como hombres y mujeres de acero, comprometidos con un nuevo ciclo de desarrollo.
Pero este impulso no puede ser aislado. La Región del Biobío enfrenta la urgencia de fortalecer sus sectores productivos estratégicos -como el forestal, pesquero, la logística portuaria, la energía y la manufactura avanzada- y, al mismo tiempo, abrir espacio a nuevos vectores de crecimiento. En este sentido, iniciativas como el Plan de Fortalecimiento Industrial del Biobío, la instalación de proyectos de hidrógeno verde, el avance en economía circular y la consolidación del Concepción Metropolitano como polo urbano, logístico, tecnológico y cultural son piezas claves.
En este escenario, las universidades de la Región cumplimos un rol insustituible. No solo formamos a los profesionales que liderarán esta transformación, sino que también hacemos investigación e innovación vinculada a las necesidades del territorio, para dar soporte a estas reconversiones productivas. Desde el desarrollo de tecnologías limpias hasta la formación de técnicos, profesionales e investigadores de primer nivel, el sistema universitario del Biobío se proyecta como el gran aliado de empresas, gobierno y comunidades. Y, por qué no, fortalecer a Biobío como una Región Universitaria con proyección y reconocimiento nacional e internacional.
Si en el siglo XX Huachipato fue símbolo del progreso industrial, en el siglo XXI el desafío es construir un Biobío sostenible, innovador y con justicia social. Y para ello, se requiere la voluntad de todos: empresas que asuman un compromiso con el territorio, autoridades que impulsen políticas de desarrollo de largo plazo, universidades que generen ciencia y conocimiento al servicio de la región, y ciudadanos que se sumen activamente a este sueño colectivo.
Porque el Biobío al 2050, debe convertirse en un territorio donde, una vez más, decidimos marchar juntos hacia el futuro, como lo hicieron los hombres y mujeres de acero por 70 años.