No maten al tábano – UCSC
Postgrados Formación Continua Investigación e innovación Vinculación Contacto

No maten al tábano

Por David Solís Nova, académico Instituto de Teología UCSC
Imagen de portada

Sócrates se refería a sí mismo como ‘el tábano de los atenienses’. Como todo tábano, era molestoso y un poco insolente, pero, en este caso al menos, necesario. Atenas, en su apogeo, era un animal grande, pero su propia corpulencia la hizo en ocasiones dormirse en los laureles, ser lenta para realizar cambios y avanzar. Este Sócrates impertinente, con toda su extravagancia y sembrando la perplejidad por la ciudad, al menos ayudaba para que Atenas espabilara, se cuestionara su forma de vida y se preguntara por el bien y por el futuro de su democracia. Ante la incomodidad que provoca el bicho, lo más fácil es matar al tábano, tal como lo hicieron los poderosos de Atenas con Sócrates. Esperemos que el Consejo Nacional de Educación (CNED) no haga lo mismo con la filosofía y no haga caso a su primer impulso de pegar un manotazo definitivo a ese bicho que no entiende y al que considera completamente inútil, aunque no lo pueda decir abiertamente.

La filosofía no obtiene resultados inmediatos, que es, al parecer, lo que está de moda hace 10.000 años, aproximadamente. Sin embargo, no obtener resultados inmediatos no significa no obtener resultados de manera alguna. La filosofía no sólo ha producido resultados y cambios, sino que hasta ha producido revoluciones: la revolución científica al inicio de la modernidad; la Ilustración en Europa y América y sus respectivos cambios morales y políticos -uno de ellos lo celebramos el 18 de septiembre-; hasta el mismo capitalismo moderno, otro hijo ingrato de un profesor de filosofía moral llamado Adam Smith. No todos estarán de acuerdo ni igual de contentos con mis ejemplos. No obstante, creo que todos estarán de acuerdo con que la filosofía genera cierta conmoción, porque se atreve a hacer esas preguntas incómodas, ya que su saber es primordialmente un saber preguntar, un inquietar los fundamentos en que se mueve nuestra vida individual y social. Y esto es lo que asusta a muchos: el que pueda existir una instancia dentro de la escuela ¡que pueda cuestionar la existencia de la propia escuela!, cuestionar la educación, el estilo de vida contemporáneo, la justicia y – ¡lo que más les duele! – la distribución del poder. Es verdad que la filosofía no es la única disciplina que podría llegar a hacer esto, pero es una disciplina que hace 2600 años no hace otra cosa sino esto.

Un filósofo decía que un escarabajo clavado con un alfiler en un insectario ya no es un escarabajo. De igual manera, tenemos que señalar que una república que le tiene miedo a moverse, que está clavada en sus tres o cuatro éxitos, ya no es una república. Un poco de filosofía en los colegios es una ayuda para huir de estos alfileres y de los insectarios que nos acechan.