Cuando se habla de alimentación para el desarrollo humano, es común encontrar aseveraciones perentorias por parte de los especialistas, que las proteínas de alto valor biológico, como las aportadas por los productos marinos, peces y mariscos, son las que en la dieta humana no deben faltar. Por otro lado, el consumo de estas proteínas por parte de la población, contribuye a la disminución de enfermedades demostrado en las investigaciones realizadas en países con alto consumo de productos pesqueros en la dieta diaria. De tal forma que una alimentación sana y balanceada que incluya consumo de proteínas de origen marino debe ser estimulada con la finalidad de lograr una dieta de mejor calidad en beneficio de una mejor calidad de vida.
Sin embargo, en Chile el consumo per cápita de pescados y mariscos es muy bajo comparado con otros países, algunos de ellos que no son precisamente productores y con escasos recursos pesqueros, si se han preocupado de importar productos para alimentar mejor a su población. En Chile, a pesar que nos tildamos de “país pesquero” , solo en la última década, las capturas han cambiado su destino final migrando de la reducción (harina de pescado) a productos congelados, conservas y filetes cuyo destino final, es el consumo humano, mayoritariamente para la exportación y menos al mercado interno.
¿Cuál ha sido la razón de este cambio? Dos aspectos se pueden destacar. El primero, el descenso en las capturas de las especies pelágicas de mayor uso para elaborar la harina de pescado, produjo menos ingresos económicos a las industrias. Segundo, el menor ingreso económico fue reemplazado por productos de mayor valor agregado, los que tienen un mayor retorno económico. Esta situación, por un lado beneficiosa, debe ser incrementada y normada a fin de lograr en el mediano plazo un aumento del consumo personal de productos pesqueros.
Sin embargo, las especies que normalmente se usan para la elaboración de harina de pescado, tienen como destino final, la alimentación animal, sean las Sardinas, Anchovetas, Jurel, y en algunas oportunidades otras especies las que deberían ser más bien usadas para consumo humano.
Es claro que, en general, para producir 1 tonelada de harina de pescado se necesita 4 toneladas de pescado. Si consideramos que el precio de la tonelada de harina de pescado esta en promedio a US $ 1.200 / tonelada y que el precio de la tonelada de pescado congelado esta en promedio a US $ 1.400, no es difícil darse cuenta que 4 toneladas destinadas a harina retornan US $ 4.400 si las destinamos a congelado y que finalmente llega a la mesa del consumidor.
En consecuencia, como en este caso en particular no siempre el mercado es el mejor regulador, debería regularse por ley, cuales especies son susceptibles de destinarse a harina de pescado y cuales deberían obligatoriamente ir a consumo humano en cualquiera de sus formas, sea filete, congelado, pastas, conservas, etc.
Experiencias de esta normativa se encuentra en otros países que desde hace ya bastante tiempo han incorporado en su ley de pesca, normas para que especies como merluza, caballa, jurel, sean exclusivamente destinadas a consumo humano, entregando así a la población proteínas de mayor valor biológico que redundara a la larga en una mejor y sana calidad de vida. El progreso de Chile no solo pasa por el éxito macro económico sino también porque la población tenga acorde, una mejor calidad de vida.
Dr. Dagoberto Arcos R.,
Centro Regional de Estudios Ambientales
Universidad Católica de la Santísima Concepción