Las personas, en general, cuando vemos a gente distinta físicamente, pensamos que no tenemos nada en común, pero los estudios genéticos señalan que las diferencias visibles (color de piel, forma de los ojos, color de pelo, etc.) constituyen sólo el 0,01% de las diferencias entre individuos, por tanto, todos aquellos aspectos no reconocibles a simple vista alcanzan el 90%. ¿Qué quiere decir esto? Que es posible que “por dentro”, en lo que no se ve, nos parezcamos más a una persona de Taiwán que al vecino de al lado, que el de Taiwán nos podría salvar la vida con una transfusión de sangre y nuestro vecino no.
Tenemos una excepcional capacidad para distinguir a un individuo de otro, de individualizar, es por ello que nos fijamos tanto en el aspecto físico de los demás, pero esta facultad para la observación no existe en nosotros para segregarnos, sino, por el contario, para la sobrevivencia, convivencia y desarrollo: las armas más sofisticadas con las que contamos para el crecimiento humano son aquéllas que nos permite nuestra rica y creativa complejidad social, ¿por qué entonces usamos nuestras mejores habilidades contra nosotros mismos, para discriminar, dañar y perjudicar?
Esta creencia, injustificada científica y socialmente, de que las diferencias físicas son relevantes, son la base de todas las agresiones, vejaciones y violencias contra las personas que se ven distintas a nosotros, son la base de un pasado y un presente de horrores y dolor.
Sobre lo ya hecho no podemos más que lamentarnos, pero el futuro está por escribirse. Ojalá en unas sociedades en constante intercambio de personas e información, de interconexión, como las contemporáneas, sea más fácil que las nuevas generaciones logren construir el mundo para el que sí estamos biológicamente preparados: un mundo de diversidades y creatividad cultural surgida de una sola raza, la raza humana, un futuro en el que, por fin, tengamos claro que lo que tenemos en común es infinitamente más que lo no compartido.
María Belén Ortega
Académica Trabajo Social
Universidad Católica de la Santísima Concepción