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Viejismo: la violencia silenciosa hacia las personas mayores

Por Carola Salazar Norambuena, académica Depto. de Ciencias Sociales UCSC

Cada 15 de junio se conmemora el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, una fecha que busca visibilizar todas las formas de violencia que afectan a las personas mayores. Una de las más invisibilizadas y sutiles es la discriminación por edad, conocida como viejismo o edadismo.

Esta forma de discriminación se manifiesta en actitudes, prácticas y representaciones culturales que refuerzan estereotipos negativos sobre la vejez. Puede estar presente en expresiones cotidianas, en el lenguaje de los medios, o en instituciones que no proveen las condiciones mínimas para vivir. Estudios realizados en Chile han mostrado que este fenómeno se observa tanto en profesionales como en estudiantes y en la ciudadanía en general, quienes tienden a percibir a las personas mayores como frágiles, dependientes o incapaces de adaptarse a los cambios sociales y tecnológicos.

Sin embargo, estas ideas no se sostienen frente a la evidencia. Las personas mayores no conforman un grupo homogéneo. La vejez se vive de maneras diversas: hay quienes, a los 70 años, corren maratones, y hay quienes prefieren la tranquilidad del hogar. Ninguna de estas formas de vivir la vejez es mejor que otra. Lo importante es que respondan a los deseos, necesidades y condiciones de cada persona, y que aseguren bienestar.

Otro aspecto central es la autonomía. Aunque desde la infancia se nos enseña a ser independientes, lo cierto es que a lo largo de la vida todos necesitamos apoyo. Somos seres sociales, y nuestras redes de cuidado, afecto y solidaridad son claves para el bienestar. Por eso, frases como “no quiero ser una carga”, que muchas veces escuchamos en personas mayores, deberían ser repensadas. Buscar y recibir apoyo no es sinónimo de debilidad; es una parte natural y legítima del ciclo vital.

Además del apoyo familiar, es fundamental comprender que el bienestar de las personas mayores es responsabilidad colectiva. Como sociedad, debemos generar condiciones que promuevan la participación social, la inclusión digital, el acceso equitativo a la salud, y el respeto a sus decisiones. Las políticas públicas y sociales deben reconocer la diversidad de trayectorias vitales y promover entornos accesibles y seguros.

Combatir el viejismo es tarea de todos y todas. La invitación es a reflexionar sobre cómo, desde nuestras prácticas cotidianas, podemos contribuir a una sociedad donde envejecer no sea sinónimo de marginación, sino de reconocimiento, dignidad y derechos.