El 6 de julio se conmemora el Día Mundial de las Zoonosis, clasificadas como enfermedades transmitidas desde animales a humanos.
Pero las zoonosis no son culpa de los animales: son consecuencia del contacto cada vez más estrecho entre los seres humanos y las especies animales, de forma natural o forzada, desde la domesticación de las primeras especies, los sistemas intensivos de producción, hasta el contexto de la pérdida de hábitats naturales y los efectos del cambio climático. Lejos de ser un problema resuelto, tienen gran vigencia y siguen siendo uno de los grandes desafíos de salud a nivel global.
Muchas de las zoonosis se relacionan con factores de riesgo como condiciones de vulnerabilidad de los territorios, falta de conocimientos y educación en salud, y malas prácticas sanitarias. Dentro de las zoonosis más importantes en Chile están aquellas que deben ser notificadas de forma obligatoria al Ministerio de Salud por su relevancia en salud pública: enfermedad de Chagas, hidatidosis, triquinosis, brucelosis, carbunco, dengue, leptospirosis, hantavirosis y rabia.
En la Región del Biobío se presentan todos los años nuevos casos de hidatidosis, especialmente en zonas endémicas de la cordillera. Hace pocos días supimos del lamentable fallecimiento de un joven víctima del Hanta en la provincia del Biobío. Por lo que debe seguir preocupando y ocupando a los organismos de salud local, y actualizando permanentemente a los equipos en el reconocimiento y diagnóstico de estas zoonosis.
Si bien todas estas enfermedades pueden tener graves consecuencias para la salud y generar grandes costos para el Estado por gastos médicos y pérdidas productivas, es importante recordar que, afortunadamente, también son prevenibles. Se deben reforzar las acciones, incorporando con más fuerza el enfoque Una Salud en las estrategias de abordaje, de forma de realizar un trabajo colaborativo entre disciplinas, organismos públicos y privado, la academia en su rol de formación de nuevos profesionales y desarrollo de investigación aplicada, y, por supuesto, las comunidades, abordando la salud humana, animal y ecosistémica. Ninguna medida será realmente efectiva si no se considera esa interrelación.
Combatir las zoonosis no es solo tarea del sector salud, se necesitan comunidades empoderadas, políticas públicas intersectoriales con sistemas de vigilancia integrada y una ciudadanía informada que integre sus saberes y cultura para el cuidado y promoción de su salud en la interacción con los animales.