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Teología

Académico UCSC analiza el legado humano y pastoral del Papa Francisco

Por Constanza Saavedra Ortega

Desde la mirada teológica, destacan su cercanía, su mensaje esperanzador y su impacto más allá del mundo católico.

El fallecimiento del Papa Francisco marca el cierre de un pontificado que transformó profundamente el modo de vivir y anunciar el Evangelio en el siglo XXI. Durante sus 12 años como Obispo de Roma, Jorge Mario Bergoglio impulsó una Iglesia más cercana, misericordiosa y comprometida con los desafíos de la humanidad, dejando una huella que trasciende las fronteras religiosas.

El Dr. Patricio Merino, Decano de la Facultad de Estudios Teológicos y Filosofía de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), sostiene que el legado del Papa Francisco está profundamente ligado a su estilo de liderazgo. “Creo que sin duda un aspecto muy importante es que fue un Papa que trató de devolvernos a lo esencial, más con la forma de ser que con las palabras”, señala. En esa línea, destaca que su sencillez, los gestos y los signos que acompañaron su pontificado resonaron no solo en el mundo católico, sino también en la sociedad en general.

Uno de los ejes de su pontificado fue recordar que “la labor del cristiano es anunciar la buena noticia de Jesús”. Para el Dr. Merino, este llamado se tradujo en una invitación constante a vivir con alegría, esperanza y cercanía hacia los más pobres, desplazados y marginados. “El Papa Francisco insistía en que los cristianos están llamados a ser acogedores, misericordiosos, hospitalarios; a estar cerca de los que Jesús miraba, los que no cuentan, los que quedan en el camino”, añade.

Su elección como primer Papa latinoamericano también marcó un hito para la Iglesia en la región. “Fue un ejemplo de esta Iglesia que viene del sur. Para América Latina fue un momento de madurez y de poner su pensamiento al servicio de la Iglesia universal”, afirma el académico. En ese sentido, recuerda el rol protagónico del entonces arzobispo de Buenos Aires en la Conferencia de Aparecida (2007), cuyas líneas pastorales luego inspirarían Evangelii Gaudium, su primera exhortación apostólica.

Otra dimensión clave de su legado es el cuidado de la Casa Común. Su encíclica Laudato si’ interpeló a creyentes y no creyentes en torno a una preocupación compartida: el destino del planeta. “Somos un ecosistema en el que todos estamos interrelacionados. Lo que le ocurre a la Tierra repercute en nosotros, y lo que hacemos también repercute en ella”, explica el Dr. Merino, quien valora este mensaje como una expresión de cristianismo enraizado en la humanidad, que promueve justicia, solidaridad y fraternidad.

“Francisco hablaba de la artesanía de la paz, algo que se construye manualmente, paso a paso, con otros. Ese llamado es algo potente que toda persona de buena voluntad puede acoger”, concluye el Decano. A juicio del académico, el mensaje del Papa sigue siendo una invitación abierta a vivir la fe desde la compasión y el encuentro, con una Iglesia que sirve, acoge y camina junto a los demás.

 

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