La naturaleza es sabia y los colores que ella presenta buscan ser atractivos a la vista. En los alimentos en particular, los colores no son solo un elemento para hacer que la comida sea más lúdica para los niños, o más decorativa en una cena. Los colores, por sobre todo, son reflejo de una gran diversidad de propiedades saludables para los seres humanos.
El académico de la carrera, Mauricio Sotomayor, detalló que estos alimentos no tienen que quedar restringidos a algún horario para su consumo, “puesto que por los fitonutrientes que poseen, deberían ser parte de nuestra dieta en distintos tiempos de comida -desayuno, el almuerzo, la once, la cena, las colaciones”-. Sus propiedades para una alimentación saludable, con sus atributos nutricionales, aportadores de vitaminas, minerales, polifenoles, carotenos, fitoesteroles, agregó el expecialista, “deberían forman parte de nuestra dieta diariamente y varias veces al día”.
Sotomayor agrega que no solo existe evidencia del poder antioxidante de los alimentos, sino también que “este poder aumenta cuando se encuentra más de un antioxidante”, transformándose en un poder sinérgico. Por ejemplo, explica el Nutricionista, el poder antioxidante de la vitamina C + Vitamina E, es muchas veces superior al efecto que tendrían cada una por sí sola, “lo cual quiere decir que debemos ingresar distintos tipos de alimentos, sobre todo vegetales y de ‘distintos colores’ para que aporten tanto vitamina C como Vitamina E y fitonutrientes”.
Sotomayor agrega que existen muchos procesos celulares que se ven beneficiados ante la presencia de fitoquímicos, lo que demuestra el estrecho vínculo que existe entre los seres vivos y la naturaleza. “Muchos procesos patológicos tienen un origen en común, que es la sobreproducción de especies reactivas derivadas del oxígeno y del nitrógeno –que son agentes oxidantes-, moléculas inestables que paulatinamente deprimen la función celular, por ende los tejidos, órganos y sistemas del organismo, condicionando la aparición de patologías sobre todo crónicas cardiovasculares y cerebrales por ejemplo. Por lo tanto el ingreso diario de moléculas que contrarrestan la acción de las especies reactivas, potencialmente preserva un buen estado de salud en el tiempo”.