El nuevo Cardenal y ex Gran Canciller de la UCSC instó a la sociedad a enfrentar los desafíos sociales desde una visión integral y fraterna.
En una emotiva ceremonia celebrada el pasado jueves en la Catedral de Concepción, la comunidad católica se reunió para dar la bienvenida al recientemente nombrado Cardenal, Mons. Fernando Chomali. La misa de acogida, presidida por el propio Cardenal, reunió a fieles, sacerdotes y autoridades locales en un ambiente de gratitud y esperanza.
Durante su homilía, el ex Gran Canciller de la UCSC destacó la importancia de Concepción en su vida pastoral y reflexionó sobre los desafíos que enfrenta la iglesia y la sociedad chilena. “Para mí, Concepción es una ciudad muy especial, en la que estuve 13 años, en la que conocí gente maravillosa, y de donde, de alguna manera, aprendí y sigo aprendiendo a ser Obispo”, expresó con emotividad. Además, agradeció al Papa Francisco por su designación, destacando que este nombramiento es “no por mí, sino por Chile, porque en este momento hay mucho en qué trabajar desde lo cardenalicio”.
Uno de los mensajes centrales de la homilía fue el llamado a la unidad entre los católicos y a una reflexión profunda sobre los desafíos sociales. “Los católicos tenemos una gran promesa, una persona que es Jesucristo. Una riqueza porque solamente él nos ayuda a encontrarle sentido a la vida”, subrayó, instando a los fieles a centrarse en el mensaje de fraternidad y esperanza que ofrece el Evangelio.
El Cardenal también abordó temas de alcance global y local, enfatizando la necesidad de una visión integral para entender los desafíos sociales. “No se entiende la Región del Biobío al margen de lo que pasa en el país. No se entiende a Chile al margen de lo que pasa en América Latina, y no se entiende a América Latina al margen de lo que pasa en el resto del mundo”, señaló, destacando la relevancia de temas como la migración, las pensiones y la comunicación intergeneracional.
En este sentido, hizo un llamado a las autoridades y a la sociedad en general a superar la superficialidad en el análisis de los problemas. “Uno de los grandes problemas de Chile es la superficialidad para comprender los problemas. La superficialidad nos ha hecho daño porque no hemos logrado abordar los temas que nos tocan como sociedad con mayor hondura espiritual”, reflexionó, invitando a un diálogo profundo guiado por el Espíritu Santo.
Un nuevo rol en la iglesia.
Consultado sobre su nuevo rol en la Iglesia, el Cardenal expresó su compromiso con la unidad y el diálogo. “Siento que el Papa se ha fijado en nosotros, lo cual es muy importante porque la Iglesia es una Iglesia unitaria, que vive la unidad en Cristo”, afirmó.
Asimismo, destacó la importancia de la contribución de la Iglesia a la sociedad. ‘’El designio lo acepté con mucha responsabilidad, pero también con mucha humildad, porque creo que la iglesia en este minuto puede hacer un gran aporte a la sociedad. La iglesia contribuye al diálogo social, a la fraternidad, también a reflexionar desde mayor profundidad los grandes temas que nos aquejan como chilenos’’.
Finalmente, el Cardenal manifestó su esperanza de ser “factor de esperanza, de unidad, de alegría, que tanta falta nos hace”, y contribuir a superar las divisiones y brechas que afectan a la sociedad chilena.