“Chile país de volcanes” es una frase que hemos escuchado desde niños. Una evidencia de esto, es que permanentemente somos observadores de que algún volcán chileno que esta en erupción. En los últimos años hemos sido testigos de la erupción de los volcanes Lascar (Región de Antofagasta), LLaima (Región de los Ríos) y Chaitén (Región de los Lagos), entre otros. En nuestra región hoy hace noticia el volcán Copahue, con una intensa actividad sísmica, registrada y monitoreada por el Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur (Ovdas), perteneciente al Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin).
El volcán Copahue, ubicado en la zona del Alto Biobío, en el límite entre Chile y Argentina, presenta antecedentes de al menos seis erupciones históricas, todas de baja magnitud. El mayor y más prolongado ciclo eruptivo de este volcán ocurrió el año 2000, y se caracterizó por presentar explosiones freáticas (interacción de magma y agua) y una columna eruptiva de dos a tres kilómetros sobre el cráter.
Actualmente el volcán Copahue presenta sismicidad permanente y una columna de gases muy tenue, con una altura menor a 100 metros (vista desde Cavihaue, Argentina). Si bien las áreas más vulnerables de este volcán se ubican en su flanco este, los principales peligros asociados a las comunidades del Alto Biobío frente a una erupción, corresponden principalmente a la caída de material piroclástico y a lahares los cuales se encauzan a lo largo de los principales valles. Ese es el conflicto enfrentado por las poblaciones aledañas.
De igual manera que para otros fenómenos naturales, es importante que las comunidades sean permanentemente preparadas por las autoridades a través de planes de emergencia adecuados, los cuales deben ser generados en cooperación con las entidades científicas pertinentes a cargo del monitoreo sísmico (Ovdas-Sernageomin). Una comunidad bien informada es una comunidad segura.
Matilde Basso Aránguiz
Geóloga
Académica Facultad de Ingeniería
Universidad Católica de la Santísima Concepción