En Chile, los casos de obesidad han aumentado significativamente en los últimos años, impulsados por factores como el sedentarismo y una alimentación inadecuada, afectando principalmente a los sectores de bajos ingresos.
Cada 4 de marzo se conmemora el Día de la Obesidad, una iniciativa para concienciar sobre los riesgos de la obesidad y promover hábitos de vida saludables. Además, se busca fomentar la importancia de una alimentación equilibrada, el ejercicio regular y el acceso a información sobre nutrición, con el propósito de reducir la prevalencia de la obesidad en todo el mundo.
En ese contexto, el Dr. Marcelo Villagrán, bioquímico y académico de la Facultad de Medicina de la UCSC, señaló que “más del 34% de la población chilena sufre de obesidad, lo que se asocia a un aumento en enfermedades como la diabetes, hipertensión, afecciones cardiovasculares y algunos tipos de cáncer”.
“A pesar de que se han implementado iniciativas como el etiquetado de alimentos y alcohol, junto a programas de promoción de estilos de vida saludables, el impacto de estas condiciones sigue siendo una preocupación central para la salud pública, impactando tanto la calidad de vida de los individuos como la sostenibilidad del sistema sanitario”, agregó el Dr. Villagrán.
Educación alimentaria
La educación alimentaria es importante para la prevención de desórdenes metabólicos, especialmente en personas con predisposición genética.
El especialista aclaró que “si bien los factores genéticos juegan un papel importante, los estudios iniciales de variantes genéticas asociadas a diabetes y obesidad que hemos realizado en población chilena, señalan que el impacto genético es similar al de otras poblaciones. De esta manera, el papel de la alimentación saludable es modular el riesgo genético y retrasar la aparición de condiciones como la diabetes tipo 2 y la obesidad”.
“Con la educación alimentaria, las personas pueden aprender a identificar alimentos nutritivos, controlar porciones y adoptar hábitos alimentarios que promuevan el equilibrio metabólico. Además, una intervención temprana, dirigida tanto a la población en general como a grupos vulnerables, puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar estas enfermedades y mejorar la calidad de vida a largo plazo”, añadió el académico.
Recomendaciones
Para mitigar la incidencia de la obesidad en la población chilena, adoptar una dieta sostenible y saludable podría ser una opción clave para lograr un equilibrio en la selección de alimentos, para así no solo reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con la obesidad, sino también promover el bienestar general a largo plazo.
El profesional enfatizó que “hay que optar por una alimentación basada en productos frescos, locales y mínimamente procesados, con un alto consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. Esto no solo reduce la ingesta de azúcares y grasas saturadas, sino que también favorece el control del peso y mejora la función metabólica”.
“Gracias a esto, no solo beneficia a la salud personal, sino que también tiene el potencial de influir en el acceso a alimentos más nutritivos, reduciendo la dependencia de productos ultraprocesados, que son un factor clave en el aumento de la obesidad y la diabetes en el país”, subrayó el Doctor en Ciencias Biológicas.
Si bien la alimentación es el factor de mayor importancia para el control de la obesidad y diabetes, otros cambios en el estilo de vida también han demostrado ser efectivos para personas con predisposición genética a desarrollar obesidad.
El especialista afirmó que “la actividad física regular, especialmente el entrenamiento aeróbico y de resistencia, ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina y a controlar el peso corporal. Sin embargo, actividades de baja intensidad como la caminata suave, disminuyen el sedentarismo y también contribuyen a prevenir la obesidad y diabetes”.
“Otra alternativa importante es el manejo del estrés, ya que niveles elevados de cortisol pueden favorecer la acumulación de grasa abdominal y el desarrollo de resistencia a la insulina. Por último, un sueño de calidad y suficiente también hay que considerarlo, ya que la falta de descanso adecuado altera las hormonas que regulan el apetito y el metabolismo, incrementando el riesgo de desarrollar estas condiciones”, recalcó el Dr. Villagrán.
Para mejorar la alimentación en el hogar y fomentar hábitos saludables, el académico de la Facultad de Medicina de la UCSC recomendó que “mi principal consejo es que las familias se involucren en pequeños cambios consistentes que puedan mantenerse a largo plazo como incluir más frutas y verduras en las comidas diarias, optar por alimentos integrales en lugar de procesados, mantenerse adecuadamente hidratados y reducir el consumo de bebidas azucaradas, que son pasos simples pero efectivos. Otra medida que puede ayudar a personas con poco tiempo disponible, es mantener siempre al alcance snacks saludables como frutas, para evitar caer en la compra rápida de alimentos procesados cuando aumenta el apetito de manera inesperada”.
“En el caso de los niños, hay que incluirlos en la preparación de alimentos y en la toma de decisiones sobre las comidas puede ayudar a fomentar hábitos saludables desde temprana edad. También es importante que cuenten con horarios regulares para comer, practicar una alimentación consciente y evitar distracciones como la televisión y celular durante las comidas”, cerró el profesional.