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Día Nacional de la Solidaridad: inspiración y fuente del obrar cristiano

Por Camila Meza Sparza

Hace 64 años, en la Iglesia San Ignacio de Santiago, dejó de existir uno de los personajes emblemáticos de la lucha por la justicia social y dignidad de las personas: el Padre Alberto Hurtado Cruchaga. A raíz de su incansable esfuerzo por contribuir a una sociedad más justa, es que cada 18 de agosto se conmemora en nuestro país el Día Nacional de la Solidaridad.

Pero, ¿qué es ser solidario? Siempre que se ayuda a alguien está presente el sentido de solidaridad. Sin embargo, no todas las manifestaciones de la solidaridad tienen los mismos efectos, ya que se puede colaborar ante las desgracias, o más aún, comprometer la vida en la transformación de la sociedad desde los que menos tienen y menos pueden.

La académica de Ciencias Religiosas y Estudios Eclesiásticos de la UCSC, Cecilia Pérez, indicó que se viven tiempos difíciles a causa del desánimo, y la falta de compromiso. Considerando según su opinión que “la humanidad se está contagiando con el virus del individualismo y el egoísmo; la ausencia de valores y el deseo de inmediatez ha desembocado en una Iglesia sufriente, amenazada por la ignorancia de quienes la menosprecian y de aquellos que desde dentro marginan al pecador y al que no comparte su fe”.

Por ello, la importancia del proceso sinodal, en el que laicos y sacerdotes con la guía del Espíritu Santo, puedan examinar y ejercer una remozada pedagogía de evangelización que permita dar alcance a todos los hombres y mujeres que componen la sociedad, en sí, hallar la manera de adentrar en ese pilar fundamental llamado familia o bien denominada iglesia doméstica.

“Las conclusiones sinodales llaman a integrar y acompañar con alegría a este mundo voluble, y a guiar hacia la verdad con misericordia; para ello, se postula con urgencia una Iglesia atenta a los signos de los tiempos; que sea fraterna, y en salida (misionera); sin miedo a denunciar las injusticias, y a anunciar el Evangelio y sus enseñanzas, propiciando así la conversión personal. La acción del Espíritu Santo en los que participaron de éste sínodo permitió dilucidar el fermento y motor de nuestra fe, puesto que el amor junto a la misericordia del Padre (Lc 6,36) son la inspiración y fuente del obrar cristiano”, aseguró Pérez.

La académica también reconoció la importante figura del Padre Hurtado como emblema de la solidaridad. “San Alberto Hurtado, es un icono indiscutible de esta virtud moral, que en su tiempo hizo de la Iglesia una figura cercana al Chile de las periferias; quien buscando la justicia para con los marginados, fue refugio espiritual y material, entregando cariño y aliento de vida por medio de la Palabra; y dando alimento, abrigo y techo al que lo tenía. Es justamente este ejemplo de vida el que incita a la Iglesia a celebrar durante el mes de agosto la importancia del encuentro con el prójimo; pues el ser solidarios es el ejercicio aplicado a la sociedad, que hoy y siempre nos debe urgir como Iglesia fraterna, finalizó la docente.