La Dra. Sara M. Rodríguez, académica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), junto a la Dra. Nancy F. Smith, investigadora de Eckerd College de Florida, Estados Unidos, colaboraron en la elaboración de un capítulo relacionado con el phylum Acanthocephala. Se trata del capítulo número 15 del Atlas de Larvas de Invertebrados Marinos, en su segunda edición.
El phylum Acanthocephala incluye parásitos que desarrollan parte de su ciclo de vida en el mar, utilizando hospedadores marinos en estado larval y adulto. Se caracterizan por poseer un cuerpo cilíndrico blando y una estructura en la parte superior llamada probóscide, que contiene ganchos. “Ocupan un hospedador generalmente invertebrado en una etapa larval y hospedadores vertebrados en etapa adulta, donde hay aves, mamíferos marinos y peces como hospedadores definitivos de esta especie”, comentó la Dra. Rodríguez.
Estos parásitos se transmiten por transferencia trófica, es decir, cuando el hospedador definitivo se alimenta del hospedador intermediario. Incluso, algunos tienen implicancias en la salud de la fauna silvestre, dado que poseen una cabeza llena de ganchos, adhiriéndose a la mucosa y al intestino de organismos en etapa adulta. “Producen peritonitis y daños en el intestino, son organismos estudiados a nivel de fauna silvestre. Sin embargo, en ciertos países los chanchitos de mar se consumen como ceviche, por lo tanto, están más expuestos a enfermedades, dado que este crustáceo alberga parásitos acantocéfalos. Existen algunos casos de personas infectadas a nivel intestinal, aunque no es frecuente”, agregó la investigadora.
Relevancia de la temática y presencia en Chile
El trabajo de ambas investigadoras incluyó también mencionar fauna silvestre que albergan estos parásitos. Para esto, se reportó con fotografías el ejemplo del crustáceo Emérita análoga y algunas aves chilenas.
Los individuos que son hospedadores de los acantocéfalos en Chile son el chanchito de mar, el cangrejo estuarino, algunas especies de pancoras de agua dulce y diferentes especies de gaviotas, gaviotines, cormoranes, lobos marinos y delfines. “Estos organismos, al comer algunos peces o crustáceos que albergan los estados larvales de acantocéfalos, se infectan. Aunque no es mortal, afectan el sistema inmune de los animales”, agregó.
En conclusión, si bien el organismo puede vivir con parásitos acantocéfalos, ante cualquier otro tipo de efecto, el estar parasitado lo convierte más susceptible. Esto se materializa en varazones de organismos que, al analizarlos, se encuentran con alta presencia de los parásitos descritos, ya que afecta el sistema inmune.
El trabajo se efectuó durante seis meses e incluyó fotografías de acantocéfalos en diferentes estados larvales. También se consideró el estado de desarrollo llamado acantela, que es la fase intermedia entre un huevo y una larva. “Se trata de un trabajo que incluyó búsqueda bibliográfica, ambas realizamos nuestras tesis doctorales en temáticas similares. Propusimos una mirada general y nos centramos en describir y ejemplificar ciclos de vida en cangrejos, peces, aves y mamíferos marinos”, finalizó la académica.