Javier Martínez G.
La innovación social en los últimos años se ha ido arraigando el país, ganando terreno en la sociedad y en las universidades. Es por eso que se ha convertido en un tema que se debe llevar a cabo, pero en conjunto con el entorno.
Así quedó de manifiesto durante el encuentro virtual “Vinculatte” de la Dirección de Compromiso Social y Universitario de la UCSC en que la participaron Gonzalo del Río, Jefe de la Unidad de Apoyo a la Innovación (UAINN) de la Dirección de Innovación, y Héctor Acuña, gestor de Innovación y Emprendimiento de la misma unidad.
Durante el espacio conducido por Romanette Aguilera, directora de Compromiso Social y Universitario, ambos coincidieron que dentro del sello de la Casa de Estudios está la innovación social, lo que se ve reflejado en los proyectos que se ejecutan.
Del Río afirmó que entienden que la innovación se tiene que hacer con terceros por definición, en cuanto a agregar valor para cubrir necesidades. “Cuando empezamos a trabajar en innovación social, vimos que la vinculación debe estar de todas maneras, pues no podemos hacer cosas de manera interna o pensando únicamente en la Universidad. Además, la innovación social es un mandato para generar valor en una comunidad, por lo que los temas de colaboración o co-creación deben ir de la mano”, estimó.
Impulsar la innovación social
El Jefe de la UAINN sostuvo que el camino de sumar a la comunidad universitaria hacia la innovación social ha sido incipiente, pero sistemático. Al principio el equipo de la Dirección de Innovación junto a académicos y funcionarios de la UCSC entró al programa Ashoka U, iniciativa que ha permitido preparar a dos generaciones sobre el tema.
“Lo importante de esta iniciativa es que permite que los participantes puedan desarrollar un proyecto y contribuir a impulsar la innovación social en la comunidad. Y lo otro es programa Balloon U, en que entregamos becas para que los estudiantes fueran a trabajar a comunidades durante 10 días. Luego de eso llegaban totalmente transformados, lo que nos dio luces sobre cómo trabajar con ellos”, planteó.
Por su parte, Acuña sumó que en eso el rol de la Universidad es clave para con su entorno y también la Comunidad Universitaria, que es parte del territorio. En ese sentido, toda problemática que se identifique ahí debe tener una respuesta del centro educacional, pero de manera colaborativa. “Este es un modelo que todas las universidades deberían replicar”, subrayó.
Complementó que parten de la base que tanto los estudiantes como los académicos deben fijar la mirada en el entorno. Un ejemplo de ello es la Escuela de Agentes de Cambio donde los jóvenes identifican desafíos propios de su comunidad y proponen soluciones innovadoras a dichos desafíos.
Construir en conjunto
“Hemos visto que existe un alto interés en dar respuesta a las problemáticas en torno a los temas ambientales. Hay una conciencia dentro de la Universidad y los estudiantes respecto a esto, además de lo social. Son muy conscientes sobre varios asuntos, en especial a raíz de lo que se ha visto en los últimos años con las brechas que hay en la sociedad y es ahí donde hemos visto una masa crítica por parte de los alumnos”, planteó Héctor Acuña.
A lo anterior, Gonzalo del Río agregó el trabajo que han hecho con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que fueron incluidos en todos los programas, como el INNOVA UCSC, que en el 2019 tuvo su primera versión en innovación social. Recordó que hicieron un llamado a toda la comunidad trabajando dos días en este tema.
Romanette Aguilera comentó que es un tema sobre el cual se está tomando consciencia sobre el rol que las instituciones de educación superior deben no solo dar respuesta a los desafíos que plantea la sociedad, sino que también construyendo con el otro, “no creyendo que todo está en una torre de marfil, sino que existe mucho conocimiento en los territorios que tiene que ver con las capacidades endógenas de las personas y con la pertinencia cultural de los entornos”.
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