Los seres humanos establecemos numerosas relaciones a lo largo de nuestra vida, intercambiamos formas de sentir y de ver la vida, compartiendo necesidades, intereses y afectos. A estas interacciones le llamamos relaciones interpersonales, las cuales tienen un rol fundamental en el desarrollo integral de cada persona.
“En estas relaciones, el lenguaje corporal generalmente condiciona la imagen que proyectamos y generamos un impacto en las demás personas”, aseguró Cecilia Gutiérrez, psicóloga de la Dirección de Desarrollo Estratégico de la UCSC.
Investigadores como M. Losada y B. Fredrickson, sostienen que nuestros mejores niveles de desempeño y plenitud psicobiológica se generan cuando estamos inmersos en ambientes en que prevalecen las emociones positivas, como la gratitud, el aprecio genuino, la alegría, la confianza, la humildad y el entusiasmo.
Si más personas aportan con emociones positivas, acompañadas de gestos, expresiones y posturas corporales expansivas, tendríamos climas laborales más nutritivos y que impacten positivamente en el bienestar de las personas, señaló la profesional.
Desde esa perspectiva, un buen saludo, mirando a los ojos de la otra persona, sonriendo y acompañado de la postura y expresión adecuados, es gratificante y nutritivo, tanto para el que lo dispensa como para el que lo recibe.
Para la especialista, el hecho de saludar implica hacerle saber a la otra persona que “nos hemos percatado de su presencia” y que lo reconocemos en su valor como persona y lo aceptamos y respetamos.
Pregúntese entonces ¿Estoy dispuesto a generar una expresión física y emocional positiva y saludar a la próxima persona con la que me encuentre en el ascensor o pasillo, aunque no le conozca?. Si su respuesta es positiva, usted está aportando al clima y el bienestar de la comunidad UCSC.