El 13 de marzo de 2013, en la quinta votación efectuada durante el segundo día del cónclave que se celebró tras la renuncia de Benedicto XVI, fue electo Papa el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, el primero jesuita y sudamericano, quien manifestó su voluntad de ser conocido como ‘Francisco’, en honor al santo de Asís. Un día después, celebró en la Capilla Sixtina su primera misa como Sumo Pontífice.
“El Papa Francisco fue elegido con la clara misión de colocar en el centro de la Iglesia el anuncio del evangelio de Jesús a todos e iniciar un proceso de reforma de la Iglesia en este sentido; pienso que con la fuerza del Espíritu Santo y bajo el carisma de San Francisco ha sido el Papa de los gestos. Gestos poderosos y elocuentes que pueden ser entendidos por todas las personas de buena voluntad y con un marcado acento profético. Un Papa que, como Jesús y Francisco de Asís, desde la humanidad sencilla y desde las periferias, muestran la presencia del Dios de la Vida Plena y la necesidad de iniciar procesos de conversión en todo sentido”, sostiene Patricio Merino, Director del Instituto de Teología de la UCSC.
Por su parte, el Arzobispo de Concepción y Gran Canciller de la UCSC, Monseñor Fernando Chomali, califica estos ocho años de pontificado como “intensos y colmados de desafíos”, afirmando que el Sumo Pontífice “Los ha ido afrontando uno por uno, y con decisión. Él se pregunta a la hora de mirar la realidad del mundo y de la Iglesia: ¿es, lo que veo y escucho, evangélico, es de Dios, es el querer de Jesús? Cuando la respuesta es no, afronta, discierne, interpela y toma decisiones. Lo hace convencido y asume las consecuencias”.
En tanto, Merino agrega que “podría destacar muchas cosas y aspectos, pero pienso que podemos recoger los siguientes: La Iglesia está para anunciar el evangelio de Jesús y en este sentido es discípula y misionera, en constante actitud de conversión, servicio o en salida de sí misma, para tender puentes e ir al encuentro de todos, con la buena noticia de la misericordia y ternura de Dios que nos amó primero”.
Asimismo, explica que el Papa Francisco ha iniciado procesos de conversión pastoral y de las estructuras en orden a renovar la participación y responsabilidad de los laicos, de las mujeres y de los jóvenes en la Iglesia. “Nos ha recordado a todos que el Evangelio nos invita a propiciar una cultura del encuentro de todos los seres humanos en orden a construir la paz, la justicia, el cuidado de la casa común y la fraternidad universal. Nos ha insistido con fuerza en que nadie se salva ni camina solo, que es necesario el cuidado de los unos a los otros, sin que nadie quede tirado en el camino; por tanto, nos llama a ser una Iglesia misericordiosa, samaritana, misionera y sinodal”.
En relación con lo antes expuesto, Monseñor Chomali afirma que el Papa se siente cómodo con una Iglesia sencilla, sin lujos, humilde, servidora, que se distancia claramente del mundo que gira en torno al consumo desbocado. “Es su sueño, su impronta pastoral, y su norte. Está convencido que esa es la voluntad de Dios. La mundanidad espiritual, ese enemigo que nos acecha día a día, para el Papa es una de las grandes enfermedades por curar para que la Iglesia pueda mostrar el rostro de Cristo y ser creíble”.
Pontificado
Entre otras acciones, durante el tiempo transcurrido desde su elección, el sucesor de Pedro ha tomado medidas para satisfacer las necesidades de reforma de la Curia Romana y revisar la Constitución Apostólica Pastor Bonus. Asimismo, ha viajado a varios continentes, convirtiéndose, hace unos días, en el primer Papa de la historia de la Iglesia Católica en visitar Irak. De igual modo, ha escrito tres encíclicas: Lumen fidei, Laudato si y Fratelli Tutti, en la que aborda la fraternidad y amistad social, proponiendo la construcción de un mundo mejor, más justo y pacífico.
“El Papa tiene la certeza de que los pobres son el lugar privilegiado para tener una experiencia de auténtica humanidad y de Dios. Es cosa de ver los lugares que visita en sus viajes apostólicos para darse cuenta donde está su corazón. Francisco no sólo no se siente a gusto, sino que además fustiga al que hizo dinero explotando al pobre, corrompiendo o especulando. ¡Empresarios sí, especuladores no¡ es su dogma en ética económica. Francisco invita a trabajar de manera honesta, a ganarse el pan honradamente, a vivir austeramente, a pensar en los demás y a proponerse como sociedad la meta de que todos cuenten con techo, trabajo y tierra. Las tres T”, afirma el Arzobispo de Concepción.
La autoridad eclesiástica agrega que una sociedad tan desigual como la que vivimos solo puede traer rabia, indignación, impotencia y violencia, que la paz y la fraternidad van de la mano con la justicia y que el Papa aboga por un amplio acuerdo social que reconozca que la pobreza en todas sus formas es un atentado en contra de la dignidad humana, así como fuente de muchas injusticias y abusos.
“Ampliar la mirada –concepto muy querido por el Papa– implica mirar más allá de uno mismo y comprender que estamos todos en la misma barca: O nos salvamos todos juntos o pereceremos. Francisco nos ha regalado ocho años de testimonio cristiano y de enseñanzas que, asumidas y vividas, pueden cambiar el mundo. Él ya comenzó”, concluye.