Para la comunidad cristiana, Semana Santa es el momento litúrgico más intenso del año. Sin embargo, muchas veces se desconoce el origen de esta tradición y de los hitos que marcan la celebración.
La Pascua cristiana celebra la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret, que tuvo lugar en el tiempo de la Pascua Judía. La Última Cena de Jesús con sus discípulos fue una cena de Pésaj (cena de la Pascua Judía) y, según el evangelio de San Juan, Jesús murió el día de la Pascua.
Así lo indica Juan Carlos Inostroza, académico del Instituto de Teología de la UCSC, quien agrega que según las prescripciones del Antiguo Testamento, la Pascua debía celebrarse el día 14 del primer mes (el mes de Nisán o Abib del calendario hebreo). Los meses del calendario bíblico comenzaban con la luna nueva, y el día 14 correspondía al día de la luna llena. “Se trata, pues, de la primera luna llena de primavera en el hemisferio Norte. Este año 2017, la Pascua judía coincide básicamente en la misma semana de abril que la nuestra. Habrá que esperar hasta el 2034 hasta que vuelvan a coincidir”, comentó Inostroza.
¿Por qué cambia de fecha cada año?
Ahora bien, la tradición cristiana responde a la resolución del Concilio de Nicea (año 325) que indica que la celebración será el primer domingo luego de la primera luna llena durante o después del equinoccio vernal o de primavera del hemisferio Norte, con las variantes de quienes mantienen el calendario Juliano (del 46 a.C.), como es el caso de las iglesias Ortodoxas, y quienes siguen el calendario Gregoriano (del Papa Gregorio XIII) mucho más exacto desde el punto de vista del cálculo astronómico y por tanto histórico.
Por todo eso, la fecha de la Pascua cristiana puede oscilar en una diferencia de hasta 5 semanas entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
Una festividad que se ha replicado por años y que reúne a la comunidad cristiana que conmemora este acontecimiento bíblico. Sin embargo, Arturo Bravo, académico del Instituto de Teología y especialista en Sagrada Escritura, asegura que no todos los cristianos celebran esta semana por diferentes razones. “Algunos dicen que no la celebran porque es una fiesta judía que fue retomada por la Iglesia Católica, otros porque no se sabe cuándo exactamente murió Jesús, otros afirman que todas las semanas son santas y no tiene por qué haber una que sea más santa que las demás. También hay quienes celebran el Viernes Santo con la predicación de las llamadas “siete palabras” y se reúnen también el Domingo de Resurrección para reflexionar sobre este acontecimiento. Como se ve, en el mundo evangélico las posiciones a este respecto son muy diversas”, argumentó Bravo.
Tradiciones vigentes y en retiro
A pesar de aquello, el mundo cristiano mantiene arraigado distintos hitos y tradiciones que se practican sólo esta semana. Entre ellas destacan las celebraciones litúrgicas como “Domingo de Ramos”, “Jueves de lavado de pie”, “Viernes Santo, con el Vía Crucis” y la “Vigilia Pascual el sábado por la noche”. Existen otras tradiciones, en todo el mundo, que son muy antiguas y van desarrollándose año tras año. Ente ellas, las grandes procesiones de España que pasean grandes retratos de Jesús, o la Virgen, llevada por cofradías. En México son famosas las representaciones de la pasión de Cristo y en Filipinas se realizan Vía Crucis reales, que terminan en crucifixiones de voluntarios padeciendo el sufrimiento de Jesús. En Chile, podemos destacar otras tradiciones más populares como son: “la quema de Judás”, el “no comer carne” o “los huevos y conejos de chocolate” que se realizan a lo largo de todo nuestro país y se mantienen con mucha vigencia.
Sobre el origen de estas tradiciones, el Director del Instituto de Teología de la UCSC, Pablo Uribe, sostuvo que “las del tipo litúrgico, tienen su origen en la práctica de la Iglesia Católica y son expresión de la fe del pueblo que celebra estos misterios cristianos. Las otras tradiciones tienen su origen en el acervo popular y cultural que partiendo de cierta piedad, hoy se van transformando sólo en unas prácticas culturales y hasta no religiosas”.
Uribe agregó que hay otras tradiciones que se han ido perdiendo con el tiempo, “son aquellas que tienen relación con el “espíritu” con que se viven estas fiestas. Se ha ido perdiendo el sentido de recogimiento. Antiguamente, todo estaba en sintonía con favorecer un ambiente de reflexión personal y familiar, eran días realmente especiales del calendario”. Ejemplo de ello, sostiene que en los hogares se acostumbraba a guardar silencio absoluto para el Viernes Santo, se prohibía decir groserías , se cubrían las imágenes religiosas con mantos negros como signo de sobriedad y duelo por la muerte de Jesús y en tanto las radioemisoras cambiaban su programación.
El llamado a todo cristiano, es a que estos días, sean días de reflexión personal, donde se pueda profundizar en el misterio central de la fe de la Iglesia, que es creer en un Dios que se ha hecho hombre y ha redimido al hombre de sus pecados. “Esto es el centro de Semana Santa, esta fe en este misterio, debe suscitar todas las acciones de amor hacia el prójimo”, finalizó el Director de Teología.