La Dra. Dariela Núñez, académica de la Facultad de Ciencias UCSC y miembro del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables (CIBAS), está colaborando en un estudio que busca utilizar microorganismos para producir energía, por medio de celdas de combustible microbianas.
“Las celdas de combustible microbianas son dispositivos que permiten generar electricidad utilizando microorganismos. Estos microbios descomponen materia orgánica que utilizan como alimento y durante ese proceso liberan electrones. Los electrones son recogidos por un electrodo, lo que genera electricidad”, explicó la Dra. Núñez.
Para este trabajo se contará con la participación del Dr. Ricardo Lizana, académico de la Facultad de Ingeniería UCSC y Director del Centro de Energía de la misma Casa de Estudios.
El proyecto de investigación busca utilizar microorganismos, tales como bacterias y algunas levaduras que tengan la capacidad de realizar el proceso descrito. La idea se llevará a cabo en el contexto de la Unidad de Investigación del estudiante de Química Ambiental UCSC, Nicolás Agurto, guiado por ambos académicos.
Aportes
Respecto de la importancia de esta área, la Dra. Núñez enfatizó en que la particularidad del proyecto es conseguir una fuente de energía alternativa y renovable. “Se trata de reemplazar los combustibles fósiles. En el fondo, son microorganismos que están alimentándose y al mismo tiempo, produciendo energía”, agregó.
En la misma línea, la académica abordó los potenciales usos que podrían llevarse a cabo a partir de esta idea de investigación. “En ese sentido, también se puede acoplar con bacterias que puedan alimentarse de algún residuo y, al mismo tiempo, producir energía”, enfatizó.
Trabajo interdisciplinario
Se pueden usar tanto bacterias aisladas como consorcios microbianos. Un ejemplo de ello son las investigaciones que utilizan sedimentos de lagunas para generar un consorcio de bacterias que liberan electrones. Otra opción es que desde ese consorcio, se aíslan bacterias en particular que tengan esta capacidad.
“Al tratarse de un trabajo de investigación inicial, el estudiante Agurto debe seleccionar los materiales que se van a utilizar en los electrodos. Posteriormente, se procederá a construir la celda de combustión microbiana y finalmente se medirá la producción de electricidad. En cada uno de estos pasos, la participación del Dr. Ricardo Lizana resulta fundamental”, sostuvo la Dra. Núñez.
El propósito es trabajar con los tipos de microorganismos identificados por la Dra. Núñez e integrarlos a un elemento llamado celda de combustible microbiana. “Con esto veremos la energía que son capaces de producir. Si son capaces de cumplir con ciertos requerimientos, dentro del Centro de Energía podemos controlarlo para utilizar y cargar algunas pilas o baterías para la alimentación de ciertos sensores o similares”, comentó el Dr. Lizana.
Colaborar con CIBAS potencia el trabajo interdisciplinario, identificando ciertos elementos comunes que permite incrementar la complejidad y la transversalidad de las soluciones planteadas por el Centro de Energía. “Nuestra participación consiste en complementar para armar esta celda microbiana y verificar si estos organismos tienen la capacidad de generar energía eléctrica para utilizarla en distintos compuestos almacenadores de energía”, cerró el académico Lizana.