La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) proyectó que en el país, entre el 2015-2030, habrá unas 204 mil muertes por enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad. Este dato se suma a que el organismo prevé un alza de 40% en casos de diabetes e hipertensión en el mismo periodo de tiempo. Pero esta enfermedad, ¿podría presentarse debido a una predisposición genética?
Un grupo de investigadores pertenecientes a la red de investigación ELHOC (Epidemiology of Lifestyle and Health Outcomes in Chile) y que reúne a académicos de 25 universidades nacionales e internacionales, quisieron averiguar el porcentaje de la población que es portadora de una versión defectuosa del gen FTO y cómo la presencia de este se relaciona con la susceptibilidad a la obesidad en chilenos adultos.
Esta investigación, liderada por los académicos de la Facultad de Medicina, Marcelo Villagrán, Claudia Troncoso y Lorena Mardones; e investigadores de la Universidad de Glasgow, analizó a 409 personas de las Regiones del Biobío y de Los Ríos, a quienes se les realizó un test genético para analizar el gen FTO y una evaluación antropométrica de peso, talla, perímetro de cintura y cadera, estado nutricional, grasa abdominal y mediciones de pliegues cutáneos.
Herencia
El estudio definió que el 29,9% de la población chilena adulta tiene en su ADN una versión defectuosa del gen FTO, cuya presencia aumenta el riesgo de obesidad y de acumulación de grasa abdominal.
Sobre esto, los profesionales explican que todas las personas, al nacer, tienen el gen FTO, la diferencia está en que algunos presentan la versión protectora y otros, la versión defectuosa que predispone al riesgo. “Una vez que se nace con una de estas variantes, esta no se puede cambiar o desactivar. Sin embargo, nuestro estilo de vida tiene un rol fundamental en acentuar o disminuir el efecto de este gen. Por ejemplo, una persona que tiene dos copias de la variante de riesgo del gen FTO y que, por ende, tiene un mayor riesgo de ser obesa, podría reducir esta predisposición genética si adopta estilos de vida saludables que incluyen una alimentación balanceada e incremento de la actividad física»
Este estudio también reveló que los portadores de la variante de riesgo del gen FTO presentan en promedio 2,1 kg de peso adicional y 1,6 cm más de perímetro de cintura en comparación con quienes tienen la versión normal del gen. Estos aumentos pueden llegar al doble en aquellas personas que tienen dos copias del gen de riesgo, una heredada del padre y la otra de la madre.
Consumo de nutrientes y metabolismo
El consumo de nutrientes, los niveles de actividad física y marcadores metabólicos en sangre también fueron medidos en los participantes del estudio. Estos datos están actualmente siendo analizados para ser próximamente publicados. Preliminarmente se observa que las personas portadoras de la variante de riesgo del gen FTO muestran mayor ingesta calórica que los no portadores. Ante esto, dicen, “una de las causas de la mayor predisposición a la obesidad en los portadores podría ser el mayor consumo de energía a través de los alimentos”. Además, han observado que los portadores de variantes de riesgo de FTO “tienen un leve, pero significativo aumento en los niveles de hormonas que regulan el metabolismo de carbohidratos como insulina, lo cual podría relacionarse con un mayor riesgo de resistencia a la insulina, una alteración precursora de la diabetes mellitus tipo 2”.
Cabe destacar que esta predisposición genética es totalmente controlable siguiendo las recomendaciones de vida saludable que se logran con una temprana formación de hábitos que perduren en el tiempo.