La Universidad Católica de la Santísima Concepción ha definido la competencia genérica del Compromiso e Innovación Social, desde el fundamento de la dignidad y trascendencia de la persona humana que enseña la antropología cristiana. Es así como establece en su Modelo Educativo el uso de metodologías activas en los procesos de enseñanza aprendizaje.
De acuerdo a la información entregada por el Director de Docencia, Daniel Casanova, y la Jefa del CIDD, Yasmín Contreras, estas metodologías permiten transitar de modelos focalizados en la enseñanza hacia enfoques orientadas al aprendizaje, con un explícito carácter activo, innovador y diversificado, promoviendo un mejoramiento en la calidad de los aprendizajes, de mayor aplicación y sostenibilidad, como resultado de la interacción teoría, práctica y experiencial.
En este contexto, la Metodología de Aprendizaje – Servicio (A+S) se desarrolla generando espacios de aprendizaje situado en contextos y en situaciones que lo demandan, vinculando a los estudiantes con el medio externo, a través de actividades que tienen como objetivo crear experiencias de aprendizaje en un contexto real y alianzas estratégicas entre las carreras y la comunidad, de manera tal de generar una bidireccionalidad entre el estudiante que aprende y el socio comunitario que recibe el servicio.
Es así como desde la incorporación de esta metodología en los programas de actividad curricular de las diferentes carreras, se han registrado 2.268 beneficiarios, 1.414 estudiantes, y 164 participantes, hasta 2019.
Aporte a la formación integral de los alumnos
La competencia genérica de “Compromiso e Innovación social”, antes mencionada, se define como: «Contribuir responsablemente –desde el ámbito de su formación- a satisfacer necesidades sociales mediante iniciativas y propuestas innovadoras, respetuosas con el medio ambiente, con el ser humano y su dignidad trascendente» (UCSC, 2017).
Tanto el Director de Docencia como la Jefa del CIDD sostienen que esta competencia se desarrolla en tres niveles de dominio:
Nivel de dominio 1: Analizar la dignidad y trascendencia de la persona humana, relacionándola con el dominio propio de su profesión.
En este nivel, la metodología de A+S permite que los estudiantes cuenten con instancias donde puedan visualizar a la comunidad como un escenario de oportunidades para contribuir, desde su saber disciplinar, al mejoramiento de las condiciones de vida de las personas, reconocer la importancia de ello y comprender su rol profesional de manera más amplia.
Nivel de dominio 2: Diagnosticar necesidades que pueden ser satisfechas desde el ámbito de su formación para implementar acciones innovadoras que contribuyan al bien común, relacionándolas con el proyecto personal de desarrollo.
Para desarrollar este nivel, A+S contribuye a identificar necesidades reales de la comunidad, y en coherencia con ellas, sugerir, promover, diseñar e implementar soluciones desde su ámbito disciplinar y mejor aún, en colaboración con otras disciplinas.
Nivel de dominio 3: Autoevaluar su contribución al bienestar de la persona o la comunidad mediante el monitoreo de sus procesos cognitivos en la aplicación situada del conocimiento mediante el uso del discernimiento ético frente a las diferentes situaciones que se le presenten.
Este nivel de dominio se demuestra cuando el estudiante es capaz de evaluar, con un sentido crítico y constructivo, el impacto de su contribución a la comunidad y, asimismo, reconoce la evolución en su aprendizaje a partir de la experiencia de servir.
La metodología de A+S implica el trabajo directo con la comunidad, lo que favorece en los estudiantes el desarrollo de competencias, tanto de su ámbito disciplinar, cuando el servicio está directamente vinculado al currículum, como también el desarrollo de competencias para la vida y la ciudadanía, gracias a la conexión con la realidad de su entorno.
De este modo, permite materializar el aporte a la formación integral en la medida que se enfoca en el vínculo con la comunidad, y en el compromiso de contribuir a demandas reales. Para ello el estudiante debe desarrollar capacidades, entre ellas, empatizar con su entorno, diagnosticar necesidades, proponer soluciones factibles e innovadoras y planificar su ejecución, así como realizar un proceso reflexivo con un enfoque de calidad y mejora continua.
Asimismo, esta metodología favorece el desarrollo de habilidades de liderazgo, trabajo en equipo y proactividad, mediante el desarrollo de soluciones participativas, inclusivas, y en muchos casos, multidisciplinarias.
Respecto a su experiencia en A+S, la docente de Trabajo Social, Verónica Gómez, sostiene que “Lo que más valoran los estudiantes es el contacto con la realidad. Es un aliciente como académico ver el impacto que esto tiene en ellos. Esta vinculación nos ha permitido ir mejorando nuestra malla y la calidad de la docencia, acoger las necesidades de nuestros alumnos y buscar nuevas alternativas, así como a ellos reflexionar sobre su quehacer y la importancia del autocuidado. Ha sido enriquecedor para nuestro trabajo docente, carrera y Universidad”.
Desafíos para el ejercicio de la docencia
El desarrollo de metodologías como el aprendizaje servicio también implica desafíos para el docente como ser capaz, primero, de generar redes de colaboración, tanto con la comunidad como en la institución, que faciliten los procesos de planificación y ejecución del trabajo a desarrollar.
En segundo término, desarrollar estrategias que favorezcan la motivación y compromiso estudiantil, pues este tipo de actividades requieren la participación de alumnos comprometidos con su entorno y con aportar a su contexto social.
En tercer lugar, diseñar recursos para la reflexión previa, durante y posterior a la ejecución del servicio, favoreciendo procesos de metacognición que permitan que el estudiante sea consciente de su contribución a la sociedad y de los aprendizajes desarrollados en estos nuevos escenarios.
Y en última instancia, diseñar e implementar instrumentos de evaluación auténtica adecuados al contexto de la metodología.