Javier Martínez G.
Una de las cualidades que ha mostrado la construcción chilena es su resistencia a los movimientos telúricos, algo que ha dado la experiencia de vivir en un país que a diario registra sismos de diversas intensidades.
En ese contexto el estudiante del programa de Magíster en Ingeniería Civil de la UCSC, Esteban Balboa, está llevando adelante el proyecto “Desarrollo de un disipador de energía friccional con capacidad de auto centrado para protección sísmica de estructuras”, iniciativa financiada por ANID y que durante el segundo semestre de este año pretende validar en condiciones externas.
El ingeniero civil de la Casa de Estudios contó que dentro de la “ciencia existen tecnologías que se pueden aplicar en estructuras para que sean más resilientes, pero creo en que en Chile aún no se ha avanzado lo suficiente. Por eso decidí dar un paso más”.
Durante la asignatura “Protección sísmica estructural” se motivó en esa línea de investigación mientras desarrollaba su tesis de pregrado. Para eso recibió el apoyo del académico de la Facultad de Ingeniería, Dr. Nelson Maureira, quien desarrolló el aspecto físico mientras que Balboa se enfocó en lo numérico.
Explicó que “la idea es que el sistema sea implementado en las diagonales de las estructuras o construcciones, con el fin de que cuando ocurra un sismo la disipación de energía se concentre en un solo elemento. En el peor de los casos debería fallar el dispositivo y no toda la edificación. La filosofía actual de la ingeniería civil es evitar el colapso, pero con este equipo apostamos a sortear el daño o que el problema sea muy focalizado”.
Fondo ANID
Para avanzar en la investigación era necesario el financiamiento, por lo que postuló y adjudicó el fondo de Valorización de la Investigación en la Universidad (VIU) año 2021 de ANID por $30 millones. En este proceso tuvo el respaldo de la Unidad de Apoyo a la Innovación (UAINN) de la Dirección de Innovación (DINN). Adicionalmente obtuvo financiamiento interno de la iniciativa Emprende UCSC por $1.000.000.
Respecto a ambos financiamientos, Esteban comentó que “son proyectos que comparten los mismos objetivos y solo cambia el monto. Se trata de generar un vínculo entre el estudiante, el profesor guía, la Universidad y una empresa, a la que le hemos presentado la tecnología. Se ha mostrado interesada, pero hemos tenido poco acercamiento, porque por ahora llevamos validaciones intelectuales y las pruebas de concepto, es decir, el mecanismo funciona”, comentó el estudiante de postgrado.
La siguiente fase del proyecto es su validación en condiciones relevantes, lo que se traduce en la implementación del dispositivo en una estructura con cargas que asemejen a escala real, lo que debería concretarse durante el segundo semestre de este año dentro del laboratorio del edificio San José Obrero.
Aplicaciones comerciales
Sobre el apoyo de la DINN, Balboa dijo que ha sido fundamental, porque desconocía el ámbito de la innovación y el emprendimiento, lo que hoy le ha permitido desarrollar el dispositivo desde otra mirada.
Yoselin Morales, Gestora de Emprendimiento y Patrocinio de la UAINN, recordó que como unidad respaldaron la postulación al VIU y entregaron soporte técnico y administrativo durante el proceso.
“Una de las implicancias de la postulación de Esteban es entender que el desarrollo de su investigación posee aplicaciones comerciales, lo que se alinea al fondo adjudicado, el que tiene como objetivo fomentar el emprendimiento científico tecnológico en las universidades”, comentó Morales.
Agregó que, durante el proceso de ejecución, como Dirección al joven Ingeniero se le ha brindado soporte técnico en cuanto a planificación del proyecto, formación en Innovación y Emprendimiento además del seguimiento técnico y financiero de su proyecto. “Adicionalmente, la Oficina de Transferencia Tecnológica (OTT) ha sido la encargada de asesorar y gestionar el proceso de protección de los activos intangibles que deriven de su investigación”, explicó la Gestora de Emprendimiento y Patrocinio de la UAINN.